El decisivo papel de los bioestimulantes en la actual agricultura intensiva

La agricultura se lleva enfrentando desde el inicio de los tiempos a numerosos desafíos como puede ser la evolución del clima, suelos pobres, luchar contra plagas y enfermedades que antes no la afectaban. También se ha enfrentado a tener que incrementar la producción por hectárea para que el cultivo siga siendo rentable, y por si fuera poco está continuamente adaptándose a las exigencias de mercados, normativas y necesidades de la humanidad.

Por otro lado, la agricultura en general, y concretamente la agricultura intensiva lleva sus cultivos al máximo rendimiento en fases iniciales de crecimiento, desarrollo y producción, pudiendo hacer la comparativa de un cultivo con una industria que está siempre trabajando al máximo. Por este motivo el cultivo no puede padecer déficit ni estrés que le impidan desarrollarse en ese pleno rendimiento ya que conllevaría un descenso de producción.

Para conseguir este modelo productivo tan exigente se ha recurrido en las últimas décadas a diversas técnicas y manejos del sistema agrícola y es en estos últimos años cuando surge una nueva corriente que va cogiendo cada vez más fuerza, que es la de aplicación de bioestimulantes.

Los bioestimulantes constituyen sustancias, que por su acción pueden estimular el crecimiento de la planta, mejorar la absorción de nutrientes e incrementar los rendimientos en condiciones de estrés ambiental, independientemente de que contengan elementos nutricionales en su composición (Helen Veobides y col., 2018). Un bioestimulante puede tener una composición muy variada, estar formado por una sola substancia o estar formulado a base de varios componentes.

El modo de actuación de los bioestimulantes suele ser a través de diversas vías y en muy raras ocasiones, por no decir casi nunca, un bioestimulante va a tener un solo modo de actuación o efecto sobre el cultivo.

La bioestimulación va a dar como resultado un beneficio general sobre el cultivo y que se acentuará más, dependiendo de su formulación, en la vía de inducción de autodefensa, mejora de la floración y polinización, aumento de la tasa fotosintética, engorde de fruto, etc.

A futuro

Las demandas que la agricultura va a pedir a los bioestimulantes es que cada vez sean más completos en su formulación y en el abanico de efectos beneficiosos sobre el cultivo. Lo deseable es que, si con la aplicación de bioestimulantes se favorece una ruta metabólica o sistema de defensa, el cultivo responda con diversos efectos positivos sobre más parámetros de los que se actuó inicialmente de forma directa. Por ejemplo, se puede bioestimular su sistema radicular para que tenga una mejor respuesta frente a patógenos lo que también va a implicar que el sistema radicular que haya sufrido estímulos se desarrolle mejor, va a afectar de forma positiva la parte aérea del cultivo con un mayor desarrollo y por lo tanto mayor capacidad de fijación de CO2, que implica mayor síntesis de azúcares y por ende influirá en la calidad del fruto. Mientras que, si para combatir un problema de patógenos en raíz aplicamos solo una materia activa, seguramente obtengamos un óptimo resultado en lo que respecta a la sanidad vegetal y por lo tanto habremos “salvado el cultivo”, pero el desarrollo de la parte vegetativa y sus consecuencias en fruto seguramente no se vean afectados de forma positiva.

Resulta muy difícil, por no decir imposible, tener controlados todos los factores que afectan a nuestros cultivos. Podemos manejar el riego, la nutrición y en cierta medida disminuir la presión de plagas y enfermedades, pero factores abióticos como pueden ser cambios bruscos de temperatura o heladas es algo que está fuera de nuestro alcance en cultivos al aire libre, y algo un poco más manejable en cultivo bajo plástico. Sin embargo, lo que sí tenemos a nuestra disposición son bioestimulantes para reducir las consecuencias negativas del estrés abiótico y hacer que el cultivo se enfrente mejor a ellos.

Las realidades o hechos innegables son que:

• A día de hoy la pérdida de registro de materias activas va en aumento y que dichas materias activas venían siendo herramientas útiles para lograr cerrar el ciclo de cultivo.
• Por otro lado, también está de manifiesto que cada vez más los mercados demandan productos libres de residuos (residuo cero) y ecológicos.
• Los problemas de plagas y enfermedades no van disminuyendo ni están desapareciendo, y menos aún en la agricultura intensiva que es “una auténtica industria de producción” de frutas y hortalizas. Debemos fortalecer el cultivo, bioestimularlo, para que plagas y enfermedades no afecten a su sanidad ni producción, y que éste sea capaz de defenderse solo.
• Los marcos legales para el registro de nuevas materias activas son cada vez más estrictos y costosos por lo que la apuesta por los bioestimulantes es clara.

Todos estos puntos son realidades que están forzando al desarrollo de bioestimulantes para dar respuesta y cubrir las necesidades del mercado, las necesidades nutricionales y requisitos legales.

Servalesa marca el camino

Como consecuencia de estas “realidades” Servalesa ha hecho una clara apuesta por el desarrollo de bioestimulantes, una apuesta de presente y futuro. Gracias al trabajo desarrollado en la empresa ya son varios los productos bioestimulantes que ha lanzado al mercado convirtiéndola líder en este sector.

Folser es uno de los bioestimulantes más completos que ha lanzado Servalesa al mercado. Es al que más propiedades beneficiosas se le pueden atribuir en base a lo que se ha hablado hasta el momento. Es el que mayor respuesta genera el cultivo, incrementando de forma genérica el contenido de clorofila, mejora la biomasa y la floración, mejora el cuaje y tamaño de los frutos.

Folser es un bioestimulante multifunción con varios compuestos en su formulación al que se le atribuyen diversos efectos beneficiosos por cada uno de los componentes.

Uno de estos componentes de Folser, de la empresa valenciana Servalesa, actúa como donador y aceptor de grupos de carbono en las reacciones de transferencia de dicho elemento, que participa en la formación de numerosas biomoléculas importantes como ácidos nucleicos, vitamina B5 y aminoácidos. También está implicado en la síntesis de lípidos, proteínas, clorofila y lignina, jugando también un papel importante en la fotorrespiración y metabolismo del nitrógeno y del carbono. Es por el aumento del contenido de clorofila por lo que se aprecia ese color verde tan intenso en el cultivo. Haciendo el símil con la construcción, este compuesto de Folser actúa como los ladrillos en el levantamiento de una pared. Es muy importante en los periodos donde la división celular es rápida, por eso es tan necesario en la etapa de crecimiento celular como la que se produce durante el cuajado, ya que ayuda en la fase de división y alargamiento para la producción de esas nuevas células. Mejora la producción, en peso y número de frutos. Estimula la biosíntesis de prolina, aminoácido relacionado con rutas antiestrés abiótico.

Otro componente de Folser son las algas Ascophyllum nodosum, unas de las mejores del mercado, que le aporta un alto contenido en:

• Betaína para aliviar los síntomas de estrés
• Citoquininas que regulan el crecimiento, promueven la división y diferenciación celular
• Nutrientes con alto contenido en carbohidratos
• Manitol para una mejor adaptación al estrés
• Polifenoles con propiedades antioxidantes
• Vitaminas, que tienen como efecto beneficioso para el cultivo la inducción a la síntesis endógena de fitohormonas

Los principales efectos beneficiosos de este contenido en Ascophyllum nodosum, son que tiene lugar una reducción en la degradación de clorofila, lo que desemboca en un incremento en el contenido de ésta teniendo como consecuencia un aumento de la tasa fotosintética y por lo tanto la asimilación del carbono.

También mejora la conductancia estomática, lo que implica una mejora en la transpiración y por lo tanto se vuelve a favorecer la tasa de fijación de CO₂ que produce una mayor síntesis de carbohidratos en plantas.

Además, se mejora la absorción de macro y micronutrientes.

Por todos estos efectos demostrados se recomienda la aplicación de Folser prácticamente durante todo el ciclo de cultivo.