Al comenzar las protestas en Francia – que tienen un trasfondo similar a las que hubo antes en Alemania – el argumentario de las mismas era asumible por cualquier productor europeo, ya sea francés, alemán, italiano, portugués o español: sobrecostes de producción en origen para los europeos a diferencia de lo que ocurre en el low cost que hay fuera de las fronteras de la Unión Europea. Sin embargo, la quema de camiones españoles con su correspondiente mercancía ha roto la sintonía de una misma música.
La destrucción de frutas y hortalizas españolas y de otras mercancías y alimentos que no hacen competencia desleal a Francia es romper el entendimiento. Por el contrario esa competencia viene de aquellos que no están obligados a cumplir con los mismos estándares que rigen en la Unión Europea, es decir, con los países del continente africano, desde Sudáfrica pasando por Senegal hasta llegar a Marruecos y todo el norte africano hasta Egipto. Las de allí sí son las mercancías que no están obligadas a cumplir nuestras mismas reglas sociales, laborales y fitosanitarias. No las naranjas de Valencia, las lechugas de Murcia, las fresas de Huelva o los tomates de Almería que sí las cumplen.
Toda comprensión se complica aún más cuando sale a la palestra el ministro francés Gabriel Attal para decir que hay competencia desleal de países como España e Italia que usan productos fitosanitarios que están prohibidos en Francia. Falso.
Hay que recordarle a este ministro que España e Italia son Estados Miembros de la Unión Europea y como tales sus agricultores tienen las mismas obligaciones que los franceses. Tal vez Gabriel Attal debería recordarle a los manifestantes que hoy rodean París que son empresas francesas y capitales de su país los que más comercian con las frutas y hortalizas de Marruecos que sí compiten de forma desleal con sus compatriotas galos. También podría recordar Attal que las conexiones de Francia con Marruecos son incluso marítimas, contenedores que viajan en barco desde Agadir hasta el gran mercado de Perpiñán. ¿Por qué no explica el primer ministro Gabriel Attal que el mayor importador de Marruecos es Francia?
Los lobbies o grupos de presión hacen estos días su trabajo enfrentando a productores franceses con españoles para confundir intencionadamente y que no puedan unidos luchar por un interés común: la soberanía alimentaria europea. Ésta, no interesa.
A río revuelto, ganancia de pescadores. No interesa un sector primario europeo cohesionado y fuerte. Hay que debilitarlo y enfrentarlo para que unos y otros no se sientan miembros del mismo equipo. Se desinforma, incluso desde la esfera política, para que no haya fraternidad entre agricultores europeos.
Cuando los agricultores franceses y españoles tienen los mismos problemas y la solución la tiene que dictar quien crea la ruina de ambos. Es el momento actual. Las ovejas no tienen buen pastor.
Ana Rubio