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Semillas Fitó ha invertido más de un millón de euros en fitotrones para acelerar la mejora genética. Su apuesta por la I+D+i se visibiliza en estas cámaras climáticas para el crecimiento de plantas, pero también en los nuevos equipos de sus laboratorios de genómica y de cultivo in vitro. El objetivo es poder aportar al agricultor en menos tiempo variedades más resistentes y productivas y mejor adaptadas a las situaciones de estrés vegetal.
Ya publicamos hace varias semanas sobre nuestro reciente viaje a Cataluña, explicando el nuevo propósito, visión y valores de Fitó (pinchar aquí), así como la ampliación de sus centros de I+D en Barcelona (pinchar aquí). Ahora queremos profundizar con más detalle en las nuevas tecnologías y en la IA que ha implementado la compañía con perspectiva de futuro para acelerar todos los procesos.
Vayamos por partes. Seguiremos en este post la cronología de la visita, arrancando por el laboratorio de genética, a continuación el de biología celular y por último el de patología. Los fitotrones de Fitó, que hemos destacado en el titular, son un total de siete, cuatro de ellos para patología y tres para suministrar materiales vegetales al de cultivo in vitro.
Laboratorio de genómica o de marcadores moleculares
En este laboratorio de marcadores moleculares nos recibe Jordi Quilis, responsable de tecnología e I+D. Estos marcadores trabajan con genes que predicen cómo va a ser la planta cuando crezca: “Proporcionan información al mejorador sobre qué variedades se comportan mejor, por ejemplo, frente a los patógenos. Son numerosísimos los parámetros que pueden evaluar para aportar información, a nivel de laboratorio, de cómo responden las plantas y con qué atributos”.
Son muchos los tipos diferentes de marcadores moleculares. Hay centenares, según especie y caracteres: resistencias a enfermedades, color de fruto, cantidad de azúcar, ácidos, forma y así un largo etcétera.
Por otro lado, los marcadores sirven para acelerar los procesos frente a los tiempos de la selección clásica, pasando de los 6-8 años a 3-4 años. Se acorta a la mitad.
Quilis nos sigue poniendo ejemplos: “Hace quince años se podían hacer de un modo manual un máximo de 1.500 análisis diarios; y ahora pueden ser 220.000 al día gracias a los marcadores moleculares. Con ello los costes se han reducido entre 20 y 30 veces”.
Este laboratorio de genética analiza 20 millones de plantas al año, con picos de trabajo en meses como abril, mayo y junio y también en agosto, septiembre y octubre. De media en cada planta se analizan veinte marcadores. “Hemos pasado de 24.000 análisis anuales en 2007 a 20 millones al año en 2022. En unos años se cuadruplicarán llegando a 70-80 millones de análisis. Además, la Inteligencia Artificial (IA) acelerará cualquier proceso donde haya biotecnología”, prevé este científico.
Las prioridades en este laboratorio de genómica pasan por la detección de genes que sean resistentes a virosis emergentes, y también pasan por aquellos que respondan a estrés abiótico. Adaptación a sequía, a altas temperaturas o a suelos cansados. “En el futuro habrá plantas tolerantes a la sequía y a la salinidad”, vaticina Jordi, subrayando “en el futuro”.
Laboratorio de cultivo in vitro o biología celular
Tras despedirnos de Quilis, el siguiente laboratorio que conocemos es el de cultivo in vitro, donde nos atiende amablemente José Luis Couselo, responsable de biología celular de Semillas Fitó, que nos habla de la producción de líneas doble haploides (LDH) como herramienta para acelerar la mejora. “Fijamos en poco tiempo una línea genética, en este laboratorio generamos líneas puras en 18 meses”, resume.
LDHs para pimiento, berenjena, pepino, melón y sandía. Aquí llegan las flores que se recogen todos los días de los cultivos, se desinfectan, se introducen en botes, luego viene el tratamiento y a las cámaras. En el invernadero se trasplantarán, se autofecundarán y darán lugar a una línea parental.
El propósito es conseguir nuevas líneas puras con varios caracteres. Incluso varias líneas puras se pueden cruzar para obtener los caracteres de ambas. Todo esto permite acelerar el desarrollo de los híbridos y ser más eficientes. Se consigue una línea pura en 18 meses frente a los 4/6 años que requieren las técnicas tradicionales.
“El fin es obtener parentales para testar híbridos más rápido”, subraya José Luis Couselo.
Los números abruman. 7.000 líneas puras al año, cifras que irán a más con los fitotrones.
Los fitotrones o cámaras climáticas
Cuatro fitotrones para el laboratorio de patología y otros tres pertenecientes al laboratorio de in vitro. Empezamos por éstos últimos, ya que venimos de este laboratorio. En estos tres fitotrones para donantes – para flores con las que obtener líneas doble haploides – se controlan los espectros de luz y el CO2 y se acelera el crecimiento de plantas sin problemas ambientales. Aumenta la producción de flores por planta, su calidad y se puede precisar el momento de recogida.
En los cuatro fitotrones del laboratorio de patología se controlan las condiciones de luz, temperatura y humedad. Se pueden hacer bioensayos con todo tipo de patógenos, incluidos los de cuarentena, debido al aislamiento y las condiciones de seguridad que proporcionan estas cámaras climáticas.
Todo ello en las instalaciones de I+D de Semillas Fitó en Cabrera de Mar. Concluiremos mañana con el invernadero High Tech construido en su centro de Sant Andreu de Llavaneres, a pocos kilómetros.