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La cooperativa CASI cerraba ayer sus III Jornadas de Igualdad y Sostenibilidad, dedicando el segundo día a la huella verde que generan las prácticas agrícolas más sostenibles. La digitalización y la Inteligencia Artificial han pivotado en las distintas ponencias. En orden cronológico han sido las siguientes.
Plástico reciclado para hacer prótesis a medida
La primera de las charlas de ayer en las jornadas de CASI corría a cargo de Guillermo Martínez, un joven inventor que ha formado parte de la lista Forbes por sus proyectos sociales, nombrado Ciudadano Europeo por el Parlamento comunitario y fundador de distintos proyectos como el de Eternus.
Este creador emplea plásticos reciclados de provincias como Almería y Granada para hacer prótesis a medida. Se calcula que hay 83 millones de personas en el mundo que carecen de alguna extremidad, siendo ellos el destino de esas manos creadas a base de desechos plásticos utilizados para fines altruistas.
También durante el Covid dichos materiales sirvieron para las máscaras de protección en 3D, entre otros ejemplos. Martínez recibió una gran ovación del público tras cerrar una ponencia cargada de emotividad.
Inteligencia Artificial y microalgas
Un tono más técnico tuvo la siguiente charla de esta segunda sesión de las jornadas de CASI, centradas en sostenibilidad. Catedrático de la UAL y director de la cátedra Biorizon Biotech de Agricultura Regenerativa 4.0, José Luis Guzmán, habló de digitalización, automatización e IA y sus aplicaciones sobre el mundo agro.
De interés la producción de microalgas con la empresa almeriense Biorizon, microorganismos fotosintéticos que están en la base de distintas generaciones de bioestimulantes y biopesticidas. Guzmán explicó que han creado dos tecnologías basadas en Inteligencia Artificial (IA) para distinguir las cepas de las microalgas y evitar contaminaciones y mejorar el control de calidad.
Una IA que se puede aplicar también a la toma de decisiones, no solo al control de calidad. Inteligencia Artificial capaz de mapear las zonas geográficas para situar reactores y producir según qué cepa y en qué meses.
José Luis Guzmán además se refirió al proyecto puesto en marcha con el Ifapa de La Cañada en invernaderos de hidroponía para implementar las microalgas. Por otro lado también nombró iniciativas llevadas a cabo junto a la empresa Ikos.
El reservorio de carbono está en el suelo
Por último, mesa redonda con María Negro, divulgadora y consultora en sostenibilidad, autora del libro ‘Cambia el mundo. 10 pasos hacia una vida sostenible’, que defendió que “las innovaciones no deben basarse en el cómo, sino en el para qué” haciendo alusión a que el público final al que hay que convencer es el consumidor. Así, criticó el lavado de imagen, Greenwashing, de aquellas empresas que hablan de sostenibilidad sin creer en ello, y pidió transparencia y compromiso real.
Mesa redonda moderada por Juan José Amate, emprendedor y también consultor en sostenibilidad, y que contaba también con la presencia del profesor de la UAL Javier Cabello que describió que el verdadero sumidero de carbono de los invernaderos está bajo el suelo. «Explotaciones que sirven de sumidero cuando el cultivo está en producción, pero que después para seguir siéndolo dichos restos de cosecha deben aportarse al suelo», convirtiéndose éste en ese secuestrador o reservorio del carbono. Para dicha labor el papel de las bacterias y los hongos es determinante, como la biodiversidad de esos suelos.
En este sentido la propia cooperativa CASI en su finca experimental de Viator ensaya con distintas rafias biodegradables, alternativas a las plásticas, para poder hacer dicho abonado en verde.
El catedrático de la UAL centró su intervención también en la recarga de acuíferos, como el del Poniente, con la necesaria vegetación de las laderas para evitar erosiones. Son abundantes los artículos que hemos publicado sobre la reforestación (pinchar aquí para leer más).
Por último, el control conservativo con el diseño de setos perimetrales alrededor de las fincas fue otro buen ejemplo de sostenibilidad en torno a los invernaderos. Barreras extras para el control biológico convirtiendo las explotaciones agrícolas en hábitat de parasitoides y depredadores durante todo el año.