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El CRISPR y la mejora varietal, la nueva trazabilidad de los alimentos con códigos QR y el uso del plástico para garantizar alimentos seguros y asequibles de forma más sostenible
Una vez más el científico valenciano José Miguel Mulet elevaba el nivel del evento al que era invitado como ponente, en este caso en la primera edición del Congreso InVerdadero, celebrado hace unos días en el Auditorio de la Universidad de Almería, dentro del programa europeo Esdeinvernadero.es. Mulet abordaba una temática de máxima actualidad, como son las nuevas técnicas genómicas, haciendo comprensible un asunto complejo y abriendo el debate.
Mejora genética que ha quitado hambrunas
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en el departamento de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia y autor de libros como ‘Comemos lo que somos’, en el que describe cómo la cultura y la sociedad han modificado la comida a lo largo de los tiempos, JM Mulet hacía pensar al auditorio sobre las contradicciones actuales, como por ejemplo el hecho de que Europa importe y consuma transgénicos (maíz, soja, algodón, etc) y, sin embargo, tenga prohibida su producción.
Mulet recordó como el ‘copia y pega’ genético ha estado presente desde el Neolítico, un cambio de genes observable también en los injertos, con los que estamos tan familiarizados en la agricultura.
Una historia de la humanidad plagada de hitos en los que el cambio y mejora varietal ha permitido superar el hambre y que la población crezca. Nombres como el de Norman Borlaug estuvieron detrás de las nuevas variedades de trigo que permitieron en su día duplicar la producción mundial y quitar hambrunas.
Qué es el CRISPR
Bajo el título ‘Sostenibilidad desde las nuevas técnicas de mejora genética’ Mulet abordó más en detalle el conocido CRISPR, una nueva técnica genómica con orígenes españoles en la figura del investigador Francisco Mojica de la Universidad de Alicante, que hace años comenzó a estudiar en los marjales de Santa Pola un microorganismo con una tolerancia extrema a la sal.
A diferencia de la transgenia donde sí hay ADN foráneo, en el CRISPR la modificación se hace sobre el propio ADN de la planta “sin ninguna introducción de ADN foráneo”, insistió en repetir en varias ocasiones Mulet.
Para adentrar en la cuestión del CRISPR el catedrático explicó que hay bacterias que son atacadas por virus y que logran defenderse, tomando parte del ADN del virus, introduciéndolo en su genoma y haciendo así heredable una secuencia genética que refuerza el sistema inmune. “Esa parte del genoma es la que usamos para hacer un cambio quirúrgico, específico, y estas mutaciones dirigidas son las que la UE se está pensando en este momento”, agregó, refiriéndose al futuro marco legal europeo que ha entreabierto la puerta al uso del CRISPR.
Para qué el CRISPR
Ese ‘corta y pega’ quirúrgico del CRISPR puede ir dirigido a cuestiones tan específicas como mejorar la resistencia a plagas de las plantas, obtener nuevas variedades con un mejor comportamiento frente a situaciones de sequía o salinidad, cada vez más habituales.
El CRISPR también redundaría en variedades más productivas y con mayor poscosecha. “Aumento de la vida útil en el anaquel. Hacer las temporadas más largas. Mejorar el contenido nutricional. Cambiar el aspecto/olor/sabor y así poder obtener lo que el consumidor quiere”, resumió Mulet.
Por último la revolución del CRISPR como nueva técnica de mejora genética reduciría al máximo los plazos en la obtención vegetal pasando de los 5, 6 o 7 años actuales a 1 o 2 años. Mulet advirtió que más allá de la UE, el CRISPR y otras técnicas genómicas han sido o están a punto de ser aprobadas en la mayor parte de las zonas agrícolas del planeta, con lo cual el agricultor europeo se encuentra en este momento en la encrucijada de saber con qué herramientas contará para poder competir en un mundo interconectado a distintas velocidades.
Trazabilidad de los alimentos con QR
Otra ponencia de interés en InVerdadero era la de Elena Campdelacreu, gerente de estándares GS1, AECOC, que presentó el nuevo QR estándar GS1 que “sustituirá al código de barras, aportando más información, como lote, fecha de consumo, datos nutricionales del producto o de la empresa, entre otros muchos”.
QR con GS1 Digital Link se podrá leer desde el móvil, sin necesidad de una aplicación. Una URL que ofrecerá una trazabilidad total, ofreciendo lote, peso, precio, fecha de caducidad… y que ya ha comenzado a ponerse en marcha en algún artículo de carne, sin código de barras, en Mercadona; y sobre todo en la catalana bonÁrea. El código QR permite en bonÁrea tener una trazabilidad individual e información del producto.
En el turno de preguntas, destacó el interés por parte de los agricultores almerienses de saber si en ese etiquetado QR el consumidor podrá conocer como dato de interés el precio percibido por el productor. Una cuestión más fácil de llevar a la práctica en los artículos con marca de fabricante, según se explicó, a diferencia de las marcas blancas donde la información y su tratamiento está en poder de la cadena de distribución.
El plástico para el cultivo bajo abrigo
Por último, la ponencia de la divulgadora científica y doctora en Química, Deborah García, que recordó las bondades del plástico agrícola, la base del cultivo protegido “para producir alimentos saludables, seguros y a buen precio para el consumidor final”.
Deborah García, cuyo campo de investigación se centra en los materiales plásticos y en su impacto medioambiental, se refirió a los plásticos fotoselectivos empleados en la agricultura. Plásticos de polietileno y con aditivos que les permiten alargar su vida útil superando las cuatro campañas. “Y además son polímeros que se pueden reciclar”, añadió.
A modo de resumen la científica gallega enumeró algunas de las ventajas de la plasticultura en la agricultura como la posibilidad de un control biológico más efectivo, la reducción de la huella hídrica gracias a un menor consumo de agua o la necesidad de un menor número de tratamientos fitosanitarios, debido a la protección del cultivo bajo abrigo de cubiertas de plástico.