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Es la fruta del dragón o pitahaya, susceptible de ser cultivada en invernadero. Durante estos últimos años el Grupo Beyond Seeds ha trabajado en silencio en la obtención de las primeras variedades adaptadas al clima mediterráneo, variedades de pitahayas que ya pueden ver la luz y que nos han mostrado en exclusiva los investigadores de esta firma almeriense, asentada en el edificio del PITA de la Universidad de Almería.
En la finca ‘El Bardo’ de Cabo de Gata
La visita la dividimos en dos partes: en campo y en laboratorio. Arrancamos en la Estación de Investigación ‘El Bardo’, perteneciente a Beyond Seeds y situada en Cabo de Gata (Almería). Son tres hectáreas de invernaderos experimentales destinados a la I+D.
Nos acompañan Malén Escánez, responsable breeder del proyecto Hylogens (Pitahaya Plant Breeding); Edgar García, director científico de Beyond Seeds y director de Hylogens; y Francisco Bermúdez, director general del grupo.
“La introducción de las pitahayas en los invernaderos de Almería es una opción muy interesante porque supone importantes ventajas, en términos de ahorro de costes, menos mano de obra, menor consumo de agua (hasta un 70% menos), pocos problemas de sanidad vegetal y buenos rendimientos productivos, además de que es una planta perenne que podemos mantener entre 10 y 15 años”, expresa Bermúdez.
Obtención de las primeras variedades
Entramos en faena para entender el trabajo de mejora realizado en esta finca almeriense. Nos muestran los parentales de donde se obtienen los híbridos (más de una veintena) y también un área dedicada a los cruzamientos con los que se buscan ciertas características, como resistencias a virosis, sanidad de planta, número de floraciones, adaptación a las bajas temperaturas del invierno, sabor, textura y acidez de frutos, tamaño, peso, aspecto estético o poscosecha, entre otros.
“Se selecciona una planta, se recogen tallos jóvenes que se llevarán a laboratorio para realizar la clonación, es decir la multiplicación vegetativa”, resume Malén Escánez para explicar la multiplicación que se hace en laboratorio, ya que las plantas de pitahayas no se venden por semilla, sino por esquejes. “Cada planta es un genotipo único”, añade.
“De un solo tallo se pueden obtener miles de plantas”, señala Edgar García, para darnos a entender cómo se propaga la pitahaya.
Esos clones obtenidos en el laboratorio, posteriormente se trasplantan en un invernadero de investigación dedicado a evaluar la producción de los híbridos. Se trata de seleccionar como futuras variedades de pitahayas aquellas con las características antes referidas (sabor, resistencias, poscosecha, color, floración, tamaño comercial, etc) y que además sean lo más productivas posibles. Los kilos son importantes para lanzar al mercado una variedad.
Se calcula que una hectárea con pitahayas puede dar unos rendimientos de 70.000 kilos.
Finca de producción y portainjertos
Y entramos en la finca de producción, donde conocemos a José Antonio Pérez de Brea, encargado de la misma. Observamos media docena de variedades, ya en el punto de salida comercial, como son dos variedades de pitahayas amarillas, otras dos de frutos de color fucsia, una verde y una roja.
“El año que viene celebraremos aquí un Open Days, jornadas de puertas abiertas para todos los agricultores y empresas que estén interesados en la producción de pitahayas adaptadas a nuestra zona de cultivo”, anuncia Francisco Bermúdez.
Bermúdez también nos muestra una interesante línea de portainjertos. “Con ella ganamos vigor, tolerancia al frío y a las enfermedades y mayor precocidad”, afirma.
Edgar García subraya la importancia de la precocidad: “Si una variedad comercial de pitahaya tarda dos años en dar producción, con nuestros portainjertos se reduce a un año”.
Además, el objetivo en el que trabaja Beyond Seeds es ampliar la ventana de recolección con variedades que inicien pronto su ciclo productivo para poder llevar la producción desde el mes de abril hasta noviembre. Variedades que florecen en su ciclo hasta cinco veces.
En la pitahaya desde que florece hasta que madura transcurren entre 30 y 40 días.
En el laboratorio
Ya en el laboratorio, situado en el edificio del PITA de la UAL, Malén Escánez, nos enseña cómo caracterizan la fruta recogida previamente en la finca de producción. Desde la medición de grados Brix pasando por el peso y el diámetro hasta la textura y la jugosidad o la percepción de la semilla en boca, entre otros parámetros de medición.
En estos laboratorios se lleva a cabo la multiplicación in vitro de la planta, los clones, que posteriormente se servirán al vivero o semillero para su crianza antes de ser retirada por los productores para su trasplante en el invernadero.
La propagación en laboratorio puede dar plantitas de 5, 10 o 15 centímetros. “Al pasar por in vitro se garantiza que la planta vaya libre de hongos, bacterias y virus”, precisa Edgar García.
Hylogens
El programa de mejora genética de Beyond Seeds en pitahayas se llama Hylogens. Entre los propósitos del programa está la obtención de variedades con mayor sabor, autopolinizantes y autocompatibles y adaptadas a la climatología del arco mediterráneo.
Detrás de Hylogens hay proyectos ‘llave en mano’: materiales exclusivos evaluados en la zona de producción, asesoramiento técnico en todas las fases del cultivo, manejo poscosecha del proyecto, además de marketing y comercialización.
Investigación, desarrollo e innovación traducibles en un programa de mejoramiento genético propio, con un estudio de su adaptación a las zonas de cultivo y su potencial comercial, amén de estudios de mercado.
Seguiremos con interés la evolución de esta fruta tropical que ya habita en el vergel verde de los invernaderos del ‘modelo Almería’. Una nueva categoría, como ya ocurre con Zucchiolo, que llama a la puerta.