Hace unos días hablaba con un joven agricultor de El Ejido, Alejandro, que cuando acaba su cultivo de calabacín de otoño, se pega a un transportista para echar otra campaña, la de recogida y transporte de restos vegetales a las plantas de tratamiento y reciclaje de este municipio almeriense. Me comentaba durante la conversación que este año le había llamado mucho la atención la cantidad de invernaderos que había visto en El Ejido en los que convivían los cultivos de sandía y de pimiento.
Aunque la fotografía no es de mucha calidad, evidencia a las claras dicha convivencia entre líneos.
La razón está en la pizarra. El pimiento tardío, a diferencia de lo que ha cotizado durante el resto de la campaña, cotiza alto, así que las sandías ya encargadas al semillero tienen que entenderse, aunque solo sea durante unos días, con el final del ciclo del pimiento.
Apurando para intentar salvar la campaña.
Donde sin embargo sí es habitual esta estampa, y no por cuestiones de precios, es en Berja. Allí se solapan los ciclos y el agricultor que quiere ir a una primavera con sandía tiene muchas veces que simultanear ambos cultivos, incluso – según me cuentan – así puede apurar hasta casi un mes más el ciclo del pimiento virgitano.