El paradigma puede ser MAGAR, Francisco Maleno García S.L. ubicado en la carretera que une Las Norias de Daza en El Ejido y el Polígono de La Redonda. Esta comercializadora almeriense implantó con el inicio del actual estado de alarma provocado por el coronavirus un estricto protocolo preventivo de trabajo en oficinas, almacén, recepción de transportistas y asesoramiento en campo a productores.
La empresa ha entregado mascarillas a sus agricultores y a los trabajadores de éstos. Se han reducido las visitas de asesoramiento agronómico a solo tareas esenciales, como pueden ser los cuajados en los cultivos de primavera. Las comunicaciones y entrega de documentos a través de medios telemáticos, como WhatsApp o vídeo conferencias.
Agricultores que también emplean mascarillas y guantes a la hora de la descarga de sus hortalizas en muelles individuales, en los que solo se encuentra el productor y una vez se marcha se limpia y desinfecta la zona por un operario dedicado a esta encomienda.
El albarán de entrada se realiza a través de una ventanilla sin que se produzca contacto directo entre el agricultor y la persona encargada de llevar a cabo la entrada del género a las instalaciones.
En cuanto a los camioneros, los transportistas que también emplean protecciones, se les atiende en el exterior en un punto habilitado para tal efecto, evitando el contacto físico, con una urna donde depositar la copia de los CMR genéricos.
Para el acceso al edificio de oficinas y almacén también se han implantado protocolos. En el primer caso se ha destinado un control de registro de visitas exhaustivo, con botes de geles desinfectantes y guantes, para evitar el acceso sin registro y limitar éste a cuestiones esenciales. Un operario se dedica a gestionar este acceso, así como a la limpieza y desinfección del lugar donde se ha recibido dicha visita.
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Los trabajadores de oficina han sido separados destinándolos a habitaciones individuales, salvo una gran sala de juntas con dos trabajadores con su correspondiente separación de seguridad.
En los techos de las oficinas los extractores de aire se encuentran en funcionamiento, además se mantiene una adecuada abertura de ventanas para facilitar el flujo de aire pero impidiendo la corriente. Las puertas se mantienen abiertas para evitar contactos en pomos.
Tareas administrativas, también por turnos, en las que prima el uso del papel digital, pero cuando es necesario el papel físico se dejan transcurrir tres días hasta que el documento vuelve a utilizarse. En el caso de los comerciales se han separado en turnos de mañana y tarde, incluso con teletrabajo en el particular de un comercial que ha superado la franja de los 60 años. En oficinas, cada vez que se abandona una sala ésta es inmediatamente desinfectada.
Los protocolos implantados por MAGAR son amplios y meticulosos en sus detalles, como se documenta en la información que a diario se comparte en el grupo de WhatsApp creado al efecto por la empresa para sus trabajadores y con el que MAGAR ha querido crear un punto de unión entre todos. Un grupo de contacto en el que también se comparten todas las recomendaciones sanitarias que se actualizan desde la Administración y los sucesivos cambios que se han ido produciendo.
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En las instalaciones se han colocado carteles informativos sobre los protocolos a seguir y la estricta observancia de los mismos, siendo bien recibidos por los trabajadores que han mostrado su colaboración en todo momento. Puntos críticos, como pueden ser los aseos y el acceso de personal en los que se han extremado las medidas preventivas, con una limpieza y desinfección continúa, ordenando además la entrada y salida a los baños y dejando siempre la distancia de seguridad entre los trabajadores.
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En las distintas entradas/accesos por los que puede circular personal se han colocado almohadillas desinfectantes para garantizar la limpieza e higiene de pies. El trabajo de las envasadoras en almacén se ha dividido en dos turnos, mañana y tarde, reduciendo así el número de empleados en un mismo horario y con una separación de una hora entre un turno y otro, así se consigue que las personas del turno de la mañana no se encuentren al salir con las que van a entrar en el turno de la tarde. Estos 60 minutos de margen entre un turno y otro también permiten llevar a cabo una pormenorizada desinfección y limpieza de la zona de trabajo hasta la llegada del siguiente turno, que se hace con separación física y también de tiempo entre trabajador y trabajador que previamente ha llevado a cabo el protocolario lavado de manos. Todo ello bajo supervisión de personal dedicado en exclusiva a velar por el cumplimiento de las normas establecidas para el trabajo en este centro ejidense de envasado hortofrutícola.
En el manipulado la separación de trabajadores viene reforzada con paneles de cartón que configuran estancos habitáculos de trabajo en los que la envasadora mantiene en todo momento guantes y mascarillas.
“Queremos que nuestra gente se sienta bien, a gusto y segura en su puesto de trabajo”, explica Javier Maleno, director general de MAGAR, “hemos hecho una incansable labor de concienciación y creo que los trabajadores están contentos y satisfechos de ver el cuidado y mimo que hemos puesto para velar por su seguridad en cada uno de los puestos y actividades que desarrollamos a diario”.
Ana Rubio
Grandes medidas adoptadas por una GRAN empresa