La estación experimental de Bujalmoro recorre una amplia llanura en Dos Hermanas, Sevilla, hasta un total de 22 hectáreas dedicadas a la I+D agrícola. Desde hace tres años la compañía hindú UPL ensaya en este centro una ingente cantidad de herramientas para protección, bioestimulación y nutrición vegetal de todo tipo de cultivos, pasando del aire libre al cultivo protegido y del extensivo al intensivo. Para el Grupo UPL el campo es el mundo, sin límites.
Nos guía por la estación David Roldán, responsable de insecticidas en Bujalmoro. Nos muestra dicha heterogeneidad encontrando a derecha e izquierda del camino almendros, cerezos, limoneros, olivos, melocotoneros, manzanos o naranjos y al otro lado trigo, viña, colza o maíz. Y más allá invernaderos.
“En el centro investigamos insecticidas, fungicidas, herbicidas, biosoluciones e incluso productos que podemos implementar desde la semilla para proteger desde el inicio y evitar posteriores aplicaciones foliares”, comenta a un nutrido grupo de periodistas especializados en agricultura, españoles pero también de otros países como Portugal y Francia.
El capítulo de las biosoluciones es un área amplía que va desde bioestimulantes pasando por fertilizantes hasta microorganismos, productos promotores de raíz o cuajado, entre otros.
Durante el recorrido observamos ensayos con maíz con algunas de estas biosoluciones para evaluar cosechas. También hay ensayos con fungicidas en colza; en trigo distintas parcelas en las que se estudian diferentes enfermedades, separando bien dichas parcelas para evitar contaminaciones cruzadas.
Viñas en espaldera, de variedades como Merlot y Chardonnay, en las que se prueban varios productos frente a enfermedades, como oídio y mildiu; y frente a plagas, como el mosquito verde o lepidópteros.
Según avanzamos nos vamos deteniendo en varios puntos en los que se han preparado diversas muestras para comprobar in situ el resultado de distintas tecnologías, como por ejemplo Disperss, un fungicida de contacto formulado en gránulos dispersables y que nos es presentado por Julio Toledo, investigador de herbicidas e insecticidas en la estación de México y que lo encontramos durante nuestra visita en la estación de Sevilla. Entre las ventajas de Disperss está que evita la obturación de las boquillas.
A continuación conocemos, en la siguiente parada, a Santiago Cruz, también investigador en el centro experimental de México, que nos hace una demostración sobre el uso del polímero Zeba que evita lixiviados de agua y fertilizantes.
“Con Zeba crece mejor la planta, con más vigor. Se aplica una sola vez. Mejora la estructura del suelo, lo hace más esponjoso y con mejor textura, retiene humedad y evita los lixiviados”, señala el investigador mexicano.
En situaciones de escasez hídrica Zeba ayuda a los cultivos que disponen de poca agua. Es una herramienta de gran utilidad.
Las siguientes paradas son para conocer el trabajo que se hace desde el área de fungicidas, tal y como explica en el vídeo adjunto Luis Valle (pinchar aquí).
Entramos en varios invernaderos donde se ensayan insecticidas y diversas biosoluciones en cultivos como berenjena y pepino y en plagas como pulgón, mosca o araña roja.
Nuestro guía, David Roldán, nos explica que en este centro experimental también se evalúan los posibles efectos secundarios de cualquier producto de defensa sanitaria. Se comprueba que son respetuosos con la fauna auxiliar y los enemigos naturales.
Finalmente Cynthia Toro, asistente de herbicidas en UPL, nos presenta sobre una mesa un muestrario con una veintena de especies, aunque en el centro se dispone de un banco de malas hierbas que supera las 90 especies. El trabajo en herbicidas es muy extenso, ya sea en hierbas de verano o de invierno, ya sea en malas hierbas de hoja estrecha o ancha. En los ensayos se comprueba qué herbicidas son selectivos con determinados cultivos en pre y en post-emergencia.
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Muy interesante y magníficas fotos. Sevilla también es esto.