No se puede ser del Real Madrid y del Barcelona al mismo tiempo. En la agricultura, como en la vida, hay que mojarse y decir de qué lado se está. Mirar para otro lado convierte la agricultura en un mero mercadeo del que solo sale ganando el mejor postor.
La pregunta es sencilla, ¿es la agricultura moneda de cambio con Marruecos? ¿Se está vendiendo la agricultura por intereses geoestratégicos y de otras índoles políticas o es simplemente el mercantilismo más salvaje el causante de la ruina de la agricultura familiar española?
Tan sencillo como responder a estas preguntas.
No hay mercado para todos dentro de la Unión Europea. Si las agriculturas de terceros países se centran en suministrar a bajo coste al consumidor español y europeo (que por desgracia solo mira el precio del producto en la etiqueta), la agricultura de nuestro país y del resto de países de la UE no es competitiva para salir bien parada de dicho partido. Perderemos.
Así que la pregunta es sencilla: ¿podemos priorizar la defensa no ya de los productores del sureste peninsular, no ya la de los productores españoles, sino la de los productores que forman parte del proyecto común llamado Unión Europea frente a la de otros países que no son parte de la UE y que nos suministran frutas y hortalizas con el único eslogan del ‘barato, barato’ desplazando a las producciones locales de los europeos?
Baste el siguiente ejemplo. ¿Cómo es posible que las sandías de Marruecos estén desplazando a las españolas en el momento decisivo de la campaña en Almería?
No hay espacio para todos. ¿De qué equipo eres?
Ana Rubio