Primero fue Almería, a continuación Granada y ahora Málaga. De este modo las tres provincias andaluzas con hortícolas bajo abrigo celebrarán actos simultáneos, a la misma hora pero en emplazamientos distintos, el próximo martes 19 de noviembre. Un hito histórico en el sector hortofrutícola andaluz. Incluso a la manifestación de Almería se desplazarán productores de la vecina región de Murcia.
Tabla reivindicativa
1 Sensibilizar a todas las administraciones de la crisis del sector hortofr1utícola español en general y del modelo de invernadero en especial
Informar de la falta de rentabilidad de muchas explotaciones agrarias de tamaño pequeño y medio. Mostrar el inminente riesgo de desaparición de cultivos.
Estudiar las posibles ayudas y/o reducción de costes para algunos inputs de producción (energía, agua, fiscalidad, etc).
Medidas urgentes para la erradicación de problemas en la zona de producción (agua, limpieza campo, asentamientos, etc.)
2 Acabar con la competencia desleal de terceros países
Medidas para el control de importaciones extracomunitarias con la restauración de los certificados de importación. Control de las tasas arancelarias.
Revisión de los precios mínimos de entrada de producto extracomunitario.
Control y erradicación de etiquetado fraudulento de producto de origen extracomunitario.
3 Establecer fondo paralelo y específico para gestión de crisis para todo el sector hortofrutícola
Como una medida nueva al margen de los programas operativos de las OPFHs, y al alcance de todos los agricultores en igualdad de condiciones.
4 Diseñar con carácter de urgencia, mecanismos a través de reglamentación europea, para evitar imposiciones comerciales de las cadenas de distribución/ supermercados europeos
Evitar la imposición de determinados envases y materiales de embalajes, así como de la empresa suministradora de dichos envases.
Impedir la imposición de promociones comerciales costeadas por el proveedor.
Diversidad de Protocolos de calidad, aún recogiendo los mismos requisitos de seguridad y calidad alimentaria, y cuyo coste de certificación es íntegramente asumido por los productores.
Cada vez más a menudo el precio viene fijado por la distribución minorista debido al desequilibrio de la cadena de valor, que permite a las grandes cadenas mantener su margen de beneficio sin trasladar al consumidor los bajos precios que están pagando a los agricultores. Se pervierte así el espíritu de las leyes de competencia, ante la inacción de las autoridades públicas.
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Ana Rubio