
Depende de la política. El futuro de la agricultura no depende de la ciencia. Depende de la política. Hay que repetirlo para que no haya dudas.
Las nuevas técnicas genómicas que permiten acelerar la obtención de nuevas variedades vegetales resistentes a plagas y enfermedades ya existen. Son ciencia. Pero en Europa están paralizadas. ¿De quién depende el futuro agrícola para implementar estas mejoras que sí están aprobadas en otras zonas del mundo? Depende de la política de Bruselas.
La caída de fitosanitarios y materias activas también depende de los políticos europeos. A su vez de ellos depende el farragoso camino para registrar en Europa una nueva herramienta fitosanitaria para el agricultor. No menos de diez años. Es ciencia paralizada por la política.
Y no digamos ya los acuerdos con terceros países, esos mismos que emplean otras reglas de juego para introducir frutas y hortalizas en Europa sin cupos ni precios ni normativas fitosanitarias porque la política así lo permite. Abre los ojos. El futuro de la agricultura española y europea no pasa por un laboratorio, sino por un despacho de la Unión Europea.