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Hasta tres fincas hemos visitado en Berja (Almería) con distintos cultivos como sandía, calabacín y pimiento para conocer los testimonios de diferentes agricultores que han implementado en sus invernaderos el Programa de Alternativa a la Desinfección Química (PADQ) de Bioera. Esta estrategia, basada en el uso de microorganismos, supone una alternativa a la química de síntesis para control de nematodos y problemáticas asociados a hongos patógenos, entre otras funciones.
Invernadero de calabacín
Primera parada en la explotación de calabacín de Francisco Ramos que retira en SUAMU, Suministros Agrícolas Murgi, distribuidor de Bioera. Según nos explica Yolanda Muñoz, delegada de Bioera en Almería, Francisco contactó en su día con ella para resolver problemas de fusarium habituales hasta entonces en esta finca y hoy día inexistentes.
Nos hablan del calendario de aplicaciones de microorganismos, y enseguida entendemos que detrás hay un protocolo para la aplicación de bacterias promotoras del crecimiento, hongos micorrícicos, algas marinas o materia orgánica, dentro del llamado programa PADQ de Bioera.

Yolanda nos anota de su puño y letra, en nuestra libreta de campo, el nombre comercial de algunas de estas herramientas como Radisane Hort (bacterias), Alghefit (algas), Equisetomax (extracto de cola de caballo), Cobregluc (glutonato de cobre) o Bactifol (bacterias). A continuación nos explica que en esta finca de las imágenes se empezó el ciclo aplicando bacterias y algas, vía riego, con el cultivo en marcha. “Para colonizar con microorganismos beneficiosos y crear un entorno sano”.
Una semana después, también vía riego, se aplican micorrizas y materia orgánica para favorecer esa asociación de los hongos micorrícicos con las raíces. “Y a los quince días del trasplante un refuerzo con bacterias y algas para mantener la población de beneficiosos”, añade Muñoz.

Ya en producción de calabacín y para generar raíz nueva se aplica materia orgánica con bacterias desbloqueantes de nutrientes. Quince días después bacterias y algas, y así alternando durante todo el ciclo.
“El cultivo va muy bien sin los problemas de fusarium que había tenido hasta ahora. Y a nivel de frutos, calidad en el calabacín, sin amarilleos ni clorosis”, describe Francisco Ramos. “Ese desbloqueo de nutrientes del suelo ha contribuido a esa buena calidad de fruta”, añade Yolanda Muñoz.
Sandía. Bioera y el control de nematodos
La siguiente finca es de un agricultor de la cooperativa Copisi, Antonio García, que ha implementado el programa PADQ de Bioera, basado en la inoculación de microorganismos beneficiosos, tanto en pimiento como en sandía con la diana puesta en los nematodos.
Al inicio del cultivo Clamiradis, un preparado microbiano sólido que se aplica al suelo con acción protectora frente a nematodos. Este hongo endófito beneficioso, Pochonia chlamydosporia, se asocia a la raíz destruyendo la fase de huevo del nematodo. Serán necesarias dos o tres aplicaciones durante el cultivo.

En la estrategia también se aplica materia orgánica con bacterias solubilizadoras. “Se emplea Saviavital Rhyzo que solubiliza nutrientes y hace raíz nueva”, describe Yolanda. “Y en el invernadero de pimientos ha ayudado a hacer muchas raíces y alargar el ciclo de cultivo”, añade el agricultor, Antonio.
Aparte de los nematodos, opcional y para ayudar a la floración y cuajado de la sandía Bioera recomienda un consorcio de cinco especies de bacterias PGP, llamado Bactel Frut.
Finca en ecológico
La última finca está en ecológico. Pertenece a José Ramón Funes, socio de la cooperativa Murgiverde. Aquí el programa ha sido más completo, ya que se ha dirigido tanto a nematodos como a problemáticas de hongos como Pythium y Phytophthora.
“En ecológico son menos las herramientas disponibles y este programa, sabiéndolo aplicar bien, según el grado de humedad y el tipo de microorganismos, funciona bien”, expresa este agricultor almeriense.

Tanto José Ramón como Yolanda nos explican someramente el protocolo. Es similar ya sea en el invernadero de pimiento anexo o en el de sandía de las imágenes. Se diferencia en que el número de aplicaciones en sandía es menor.
“Son ya tres años llevándolo a cabo y ya no tengo los problemas de batatilla que tenía antes de ponerlo en marcha. Se consigue que el suelo esté en equilibrio”, señala José Ramón.

Sobre un almanaque Yolanda va marcando aplicaciones. Mientras nos comenta tratamientos ya realizados como Clamiradis; Radisane Hort, un preparado microbiano soluble a base de rizobacterias “para colonizar y crear un entorno sano” o Bioradis Sol, micorrizas. Y específicamente para control de nematodos Clamiradis con Nequi, un complejo nutritivo a base de quitosano, que favorece que la colonia de hongos beneficiosos se extienda más rápido.
A partir de aquí, durante el resto del ciclo y cada quince días, bacterias concentradas (Radisane DS) con algas (Alghefit) que ramifican raíces y elongan a su vez la raíz principal. “Alternando con Saviavital Rhyzo, materia orgánica con bacterias, y con Bactel Frut, cinco especies de bacterias con diversos efectos positivos como la protección, el desbloqueo de nutrientes, la generación de raíz nueva o la mejora del cuajado”, detalla Yolanda Muñoz.
José Ramón, como Yolanda, insisten en el uso de Bactel Frut en el cultivo de sandía. “Esas bacterias ayudan a mejorar tanto la floración como el cuaje en la sandía”, aprecia el agricultor.
Y en los Brix, tan determinantes en este cultivo, las micorrizas juegan un papel importante. Favorecen un mayor número de grados, según los ensayos de Bioera llevados a cabo en sandía.