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¿Hacia dónde camina la agricultura en Europa? ¿Con qué herramientas van a contar los agricultores de la UE a partir de ahora? Tema de especial relevancia que ha abordado la IBMA, International Biocontrol Manufacturers Association, en la reciente feria agrícola de Madrid. Presentación llevada a cabo en el expositor de Koppert, uno de los miembros de esta entidad que representa a las empresas del biocontrol en España.
De dónde partimos
2019. La ola verde en el Parlamento Europeo: Von der Leyen lanzó el Pacto Verde Europeo, buscando que Europa sea el primer continente neutro en carbono para 2050. El Reglamento de Uso Sostenible (SUR) se presentó en junio de 2022 con el objetivo de reducir a la mitad el uso de plaguicidas para 2030. El SUR generó polarización al proponer objetivos obligatorios para los Estados Miembros, lo que algunos países rechazaron.
Los agricultores europeos, en casi todos los países miembros, iniciaron una ola de protestas contra la burocracia de la PAC y la reducción de pesticidas, lo que llevó a Von der Leyen a retirar la propuesta del SUR.
En noviembre de 2023, el Parlamento Europeo rechazó el SUR. El Consejo intentó rescatar algunas partes, enfocándose en temas menos polémicos como el manejo integrado de plagas (IPM) y el biocontrol. Se convocó el diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura, reuniendo a organizaciones de la cadena agroalimentaria para definir la visión futura de la agricultura y los sistemas alimentarios de la UE.
Éste es el punto en el que nos encontramos y desde la IBMA se quiere agilizar la regulación y entrada en el mercado de los productos del biocontrol como solución a los problemas del campo europeo. Estos productos son macroorganismos, microorganismos, sustancias naturales y semioquímicos.
“Tras la desestimación por parte de la Comisión Europea de las propuestas regulatorias en torno al biocontrol el año pasado, nos encontramos ante un nuevo escenario prometedor: la Comisión Europea vuelve a incluir el biocontrol en el debate político para diseñar la nueva estrategia europea de sostenibilidad, que marcará un antes y después en el sector agroalimentario europeo”, expresaban los representantes de IBMA, Marisé Borja, Presidenta de IBMA España y Jacobo Herrero, Director de IBMA España, en el marco de Fruit Attraction 2024.
Marco Regulatorio Europeo
En Europa, se requiere hasta 10 años para que un nuevo producto de biocontrol sea aprobado y esté disponible para uso. En comparación, en EEUU y Brasil, el tiempo de espera para la aprobación completa de productos de biocontrol es de 2 a 3 años.
Más de 130 sustancias de biocontrol están esperando sus procesos de aprobación.
Los largos tiempos de espera para la aprobación en Europa desincentivan la inversión y ponen en desventaja competitiva a los agricultores europeos. IBMA es la voz de la industria del biocontrol y promueve tecnologías verdes, innovadoras y efectivas para una agricultura sostenible, y permitir así a los productores poder sacar adelante sus cultivos. IBMA aboga por una regulación adecuada para llevar estas soluciones de biocontrol al mercado.
El objetivo de las empresas del biocontrol, a través de la IBMA, es acelerar los procesos de autorización para biocontrol en el Programa de Trabajo de la Comisión Europea.
Microorganismos de biocontrol en Europa
En Europa, a fecha de octubre de 2024 solo hay 69 microorganismos registrados como productos de producción vegetal (biocontrol). El tiempo medio fue de 7-10 años.
En conclusión, los agricultores europeos están en desventaja porque tienen acceso a muchos menos microorganismos registrados que en otras partes del planeta. La innovación sigue, pero se registran antes en otros continentes, como el americano.
¿Qué es el biocontrol?
El biocontrol o control biológico es una estrategia que utiliza organismos vivos y derivados naturales para el control de plagas y enfermedades en cultivos agrícolas y ornamentales.
Son soluciones biológicas que aprovechan los enemigos naturales de las plagas y enfermedades para reducir poblaciones, suprimirlas o mitigar sus daños. Esta práctica promueve un equilibrio ecológico, reduciendo la dependencia de pesticidas químicos y preservando la biodiversidad y la salud de los ecosistemas.
Soluciones del biocontrol
Macroorganismos
Los Macroorganismos Agentes de Biocontrol de Invertebrados (IBCA) comprenden el uso de organismos más grandes, como insectos, ácaros y nematodos entomopatógenos, en el control biológico. Estos organismos se utilizan para combatir y controlar las poblaciones de plagas en los cultivos, aprovechando sus relaciones naturales depredador-presa o parásito-huésped. Su aplicación ayuda a reducir el uso de pesticidas químicos, promoviendo una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Microorganismos
Los Agentes de Biocontrol Microbiano (MBCA) incluyen el uso de microorganismos patógenos beneficiosos, tales como bacterias, hongos, virus, y microorganismos beneficiosos del suelo (por ejemplo, micorrizas o agentes descontaminantes del suelo) en la protección de cultivos. Estos microorganismos juegan un papel crucial en el control biológico de enfermedades de plantas, plagas y en la mejora de la salud del suelo, contribuyendo así a sistemas agrícolas más resilientes y sostenibles.
Sustancias naturales
Las sustancias activas de origen natural (NSCA) se refieren al uso de compuestos bioquímicos derivados de extractos botánicos, microbianos y sustancias bioquímicas idénticas a las naturales, excluyendo los semioquímicos. Estas sustancias se emplean en la protección de cultivos para ofrecer una alternativa natural y menos agresiva a los pesticidas sintéticos, ayudando a controlar una amplia gama de plagas y enfermedades mediante mecanismos de acción que pueden incluir propiedades insecticidas, fungicidas, o bactericidas.
Semioquímicos
Las Sustancias Activas Semioquímicas (SCA) son sustancias que facilitan la comunicación química entre los seres vivos, como las feromonas y otros compuestos que pueden atraer, repeler o alterar el comportamiento de las plagas. En el contexto del biocontrol, estas sustancias se utilizan para el manejo de plagas a través de la confusión sexual, la atracción a trampas, o la repulsión, contribuyendo de manera significativa a la reducción del uso de insecticidas químicos y a la protección del ecosistema agrícola.
Ana Rubio