Tareas pendientes para el nuevo año agrícola: sin CRISPR y sin materias activas

La campaña 2024/25 esté recién empezada con un horizonte lleno de oportunidades, pero también de obstáculos y retos. De manera muy sencilla vamos a presentar dos de las grandes tareas pendientes que marcarán el devenir exitoso o accidentado del nuevo año agrícola.

Reducción drástica de las materias activas

Tal vez sea éste uno de los mayores hándicap a los que se enfrenta la agricultura almeriense, andaluza y española en su conjunto. La política marcada por la Unión Europea sigue la senda iniciada hace unos años de descargar de herramientas fitosanitarias al sector, salida del registro de materias activas que, en cambio, no se ve compensada por la entrada de nuevas soluciones.

Son muchas más las herramientas que desaparecen que las nuevas que entran. Nuevos registros escasos motivados por la burocracia que alarga los plazos, multiplicándose por tres o incluso por cuatro el tiempo requerido respecto a la simplificación de otros continentes como el americano. A ello también hay que sumar el alto coste económico que supone registrar en la UE a diferencia de lo que ocurre en otros mercados.

Este mes de septiembre, y en los próximos meses también, asistiremos a la caída del registro de importantes productos fitosanitarios, habituales en el control de plagas. Se da la paradoja de que algunas de esas herramientas dejarán de poder usarse en suelo de la Unión Europea, pero no así en países terceros. Así que la contradicción es mayúscula. Al plato del consumidor llegará vía importaciones lo que la UE quiere prohibir en su territorio.

El que pierde es el productor español y de la Unión Europea cuya desventaja competitiva se acrecentará a lo largo de este nuevo curso agrícola. Recordamos en la hemeroteca que las manifestaciones de este pasado invierno por toda Europa tenían entre sus principales reivindicaciones ésta, la de detener la sangría de productos fitosanitarios y caída de materias activas que sufre el productor europeo. Bruselas desoye al campo comunitario al tiempo que se perfila y acomoda para acoger nuevos volúmenes y contingentes de producciones de terceros países.

Solo queda agarrarse a que los principales agentes del sector pueden ejercer, a la mayor brevedad posible, la presión suficiente para que puedan concederse en los próximos meses autorizaciones excepcionales para los productos que van a salir del mercado. Urge puesto que no hay alternativas suficientes para paliar el vacío que dejan estas herramientas.

La proliferación de plagas no espera.

Europa pierde el tren del CRISPR

Europa se queda atrás en otro apartado fundamental como es el de la puesta en marcha de nuevas técnicas genómicas como la del CRISPR. Luz verde en otras partes del planeta, pero no así en Europa. El gran perjudicado volverá a ser el agricultor comunitario que verá cómo la renovación varietal del resto del mundo no llega a sus explotaciones.

El CRISPR permite en tiempo récord obtener nuevas variedades vegetales de alto valor añadido. El CRISPR es una técnica genómica, descubierta por el científico español Francis Mojica cuyas aplicaciones son innovadoras y muy variadas, desde la eliminación de enfermedades hasta el desarrollo de cultivos resistentes a la sequía y a los insectos, capaces de crecer en entornos adversos. Estas técnicas que no son modificación genética se basan en activar y/o desactivar genes del propio organismo que se está mejorando sin incluir ADN de otros organismos.

Europa ha ralentizado el deseado sí quiero y se lo seguirá pensando. La presidencia belga acabó sin la aprobación del CRISPR. Luego ha habido elecciones con un nuevo Parlamento Europeo entrante, ahora ya bajo presidencia húngara, lo que significa que todo volverá a empezar a cero.

La inagotable burocracia y lentitud de las instituciones europeas ignora por completo las necesidades inmediatas del sector que alimenta a su población. Cuando no haya alimentos suficientes para autoabastecerse, ya que muchas explotaciones comunitarias podrían dejar de ser viables y rentables ante estos escenarios, se argumentará que la solución está en las importaciones, esas mismas a las que no se les aplica las mismas reglas de juego.