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El empleo de microorganismos de suelo como alternativa ha pasado de ser una iniciativa bajo ensayo años atrás a una realidad en la actualidad. Alumnos de la escuela Campomar realizaban en las jornadas técnicas paralelas a la feria de Níjar, Expolevante 2024, dos charlas de transferencia de conocimiento, una vinculada al uso de estos microorganismos vivos y otra con distinta temática y relacionada con el cuajado en calabacín.
La charla sobre microorganismos la realizaba el alumno José Francisco Rodríguez Maldonado, a su vez agricultor y técnico superior en Paisajismo y Medio Rural por la escuela de Aguadulce, EFA Campomar.
Más kilos y más número de piezas
José Francisco llevaba a cabo sus ensayos esta campaña en una finca de pimiento california de Berja (Almería) donde pudo medir los resultados del cultivo en una zona tratada con trichodermas, otra con micorrizas y un testigo sin tratamiento. En ambos casos los mejores resultados se obtuvieron con trichodermas.
El número de frutos se elevó hasta un 39% con las trichodermas y 26% en el caso de las micorrizas. “Más frutos, pero manteniendo el peso medio”, señalaba el alumno de EFA Campomar.
En cuanto a los rendimientos por peso, las trichodermas elevaron hasta el 30% los kilos por metro cuadrado, superando los 12 kg; mientras que las micorrizas subieron el pesaje el 17%, situándose en 10,8 kg/m2.
“La recomendación es que una vez que esté establecido el cultivo, aplicar las micorrizas y cuatro semanas después las trichodermas”, aconsejaba el joven agricultor.
Las ventajas de los inoculantes microbianos
Estos estudios parten de la premisa de que el uso de inoculantes microbianos, como micorrizas y trichodermas, son una alternativa que mejora la nutrición y ayuda a que el suelo sea cada vez más equilibrado y menos pobre.
“Son microorganismos con propiedades bioestimulantes y biofertilizantes, además de ser una barrera frente a patógenos”, expresaba José Francisco Rodríguez, explicando el interés de estos ensayos en un contexto de reducción de insumos agrícolas y para evitar la dependencia de la fertilización química.
Inoculantes microbianos capaces de un mejor aprovechamiento de los nutrientes, sin dejar residuos químicos y siendo barrera frente a los patógenos. En el caso particular de las trichodermas, protegen las raíces pero no penetran en las mismas. Estos hongos generan distintas relaciones simbióticas con el sistema radicular.
Las trichodermas ahorran fertilizantes, solubilizan elementos del suelo, generan resistencias inducidas, pueden degradar agrotóxicos, protegen de patógenos y no dejan residuos. Características similares a las micorrizas, con la mejora de la absorción de nutrientes y otras propiedades, aunque en el caso de las micorrizas sí dependen de las raíces con las que se crean estructuras y una simbiosis que favorece al cultivo, por ejemplo en suelos pobres.
«Las micorrizas son muy interesantes por el plus de vigor que aportan, lo que es visible desde la parte media hacia arriba de la planta», observó José Francisco.
Cultivo de calabacín en la finca de I+D de Campomar
La segunda ponencia era a cargo de Aurica Pop, técnico superior en Paisajismo y Medio Rural por la EFA Campomar. Dedico su charla a explicar el ciclo completo de cultivo de calabacín en la finca de I+D que la Escuela Familiar Agraria trabaja en Roquetas de Mar, en colaboración con el ayuntamiento roquetero.
Aurica Pop abordó la problemática del cuaje en calabacín, su complejidad y los pros y contras de los fitorreguladores. Aurica describió para un manejo ecológico del cultivo un formulado a base de aminoácidos, algas y molibdeno y sus tratamientos y aplicaciones sobre la flor femenina.
Esta alumna de EFA Campomar también aportó información sobre los sistemas de control climático “para jugar con la humedad”, al igual que el uso del agua. Desde una óptica agroecológica el empleo de plantas banker, sueltas de bichos, entre otras prácticas.
Finalmente Aurica explicó el pormenorizado seguimiento hecho durante todo el ciclo de cultivo, evaluable en análisis de savia, calcio, potasio, pH o conductividad.
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Ana Rubio