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La cooperativa roquetera Hortamar lleva años comprometida con el cultivo de papaya. Cuenta con la finca de experimentación Universidad de Almería-Anecoop, situada en Retamar, donde se ha perfeccionado su cultivo; y a su vez suma la fuerza de la plataforma comercial de Anecoop, cooperativa de segundo grado en la que está integrada Hortamar. Hemos querido aprovechar el final de ciclo y cerrar junio conociendo la experiencia de un agricultor que desde 2020 hasta hoy día produce papaya para Anecoop en Tierras de Almería.

De 4.500 metros a 4 hectáreas
Emilio López es un caso paradigmático que visibiliza la evolución de un agricultor que ha ido de menos a más en la papaya, sustituyendo gran parte de sus hortícolas por esta fruta tropical que se ha convertido con los años en su cultivo principal.
Este socio de Hortamar empezó hace varias campañas con apenas 4.500 metros cuadrados de invernadero destinado a la papaya, superficie que ha ido multiplicando hasta las actuales 4 hectáreas. Acudimos a su explotación con varias parcelas en fase final, ya apurando los últimos días. “Estamos triturando los restos de poda para incorporarlos como materia orgánica a la finca”, explica Emilio que nos comenta que está iniciando la tramitación para transitar en los próximos años al ecológico.

Variedades de papaya
En otras parcelas invernadas que retratamos con la cámara observamos los cultivos jóvenes y que aún no han entrado en producción. La variedad principal en todos los invernaderos es Sweet Sense, de la casa mexicana Semillas del Caribe. “Es una papaya con muy pocas flores malas, que apenas tiene problemas de mancha térmica y sobre todo que da un fruto muy homogéneo”, describe.
También está ensayando la adaptación, que también es buena, de otras variedades. Materiales de casas españolas como la papaya Regueton de la valenciana Intersemillas o Alicia de la almeriense CapGen.

Claves para tener éxito con la papaya
Con la papaya no se puede ir a ciegas, como ha ocurrido en la última década con algunos intentos fallidos en el sureste peninsular. Para acertar hay que tener en cuenta algunos parámetros que nos explica Emilio López, empezando por el asesoramiento de un buen técnico que sepa de papaya. Una y otra vez nos habla de José Antonio Martín, técnico de Hortamar, que no nos acompaña en la visita, pero al que esperamos conocer en otra ocasión. Uno y otro, Emilio y José Antonio, han hecho tándem, equipo, lo que justifica que en esta explotación agrícola la papaya haya funcionado perfectamente.
A partir de ahí Emilio enumera algunos aspectos que hay que cuidar como la ventilación y la humedad, ya que la papaya requiere un ambiente que simule las condiciones de climas tropicales y húmedos como los que pueda haber en el Caribe o México.

López nos señala el techo del ‘raspa y amagao’ para mostrarnos mallas de dos metros, a lado y lado de cada raspa. “Poco a poco según avanza la primavera las voy abriendo y ya en verano las mantengo completamente abiertas”.
Alcanzar unos niveles de humedad alta, huyendo de la sequedad, es importante. Lo ideal son sistemas de nebulización, pero también hay otras técnicas alternativas como bolsas de agua cada cuatro metros para crear frescor y elevar la humedad relativa.

La fecha de siembra en Almería es determinante. “La papaya hay que trasplantarla durante la primera quincena de marzo para tener un buen cuajado”, describe este agricultor almeriense, “es la fecha correcta para que antes de que apriete el calor la planta eche las primeras flores y los primeros cuajados. Así es como se regulará”.
Nos refiere el riego, usa tensiómetros, y el control climático que lleva aparejado el equipo de control que utiliza. “Según la época y el período hay que llevar el cultivo recortado de agua para que no se vaya y crezca demasiado rápido. Aunque ya con las primeras flores el riego se incrementará gradualmente”.
Oferta de papaya verde y madura
López argumenta que lo normal es hacer dos ciclos, es decir, dos años de papaya, arrancar en junio y volver a plantar en marzo. Entre medias se puede cultivar un hortícola de ciclo corto y que vaya rápido, como ocurre con el pepino.
Sin embargo, la maestría de este productor de Hortamar le ha llevado a perfeccionar el manejo y a poder alargar una misma planta de papaya hasta cuatro años y cuatro meses consiguiendo cuatro barrigas de frutos.

De manera muy resumida. Primera barriga. Se planta en marzo y a principios de septiembre ya se tienen las primeras papayas en verde y a finales de dicho mes se pueden ver los primeros frutos ya maduros. Anecoop comercializa tanto papaya verde como madura, y según los pedidos este productor recolecta una u otra.
Desde septiembre hasta finales de junio habrá papaya. “Si solo se fuese buscando la madura la producción se concentraría principalmente durante los meses de abril, mayo y junio; pero en mi caso trabajo ambas, verdes y maduras”, describe.
Cuatro años y cuatro barrigas
En marzo que va entrando poco a poco el calor se reactiva el árbol que vuelve a cuajar, lo que será la segunda barriga, hasta junio. Llegado septiembre nuevamente se iniciará la recolección que se prolongará hasta el siguiente mes de junio.
Y aquí empezaría la prolongación de la vida útil del árbol que ha logrado este consumado productor. “En lugar de arrancar las papayas decidí podarlas a la mitad, cortarles cabeza, y a un metro del suelo dejarles dos brazos que empezarían a cuajar lo que sería una tercera barriga”, detalla.

A finales de julio empezarían los primeros cuajados que se prolongarían hasta octubre. A partir de entonces de nuevo la recolección que se alargaría hasta junio siguiente.
Y ahora la cuarta y última barriga. “De los dos hijos, cada hijo daría una nueva barriga de papayas que cuajarían desde marzo/abril volviendo otra vez a iniciarse la recolección en el mes de septiembre y finalizando en junio del año siguiente”, subraya con orgullo Emilio López.
Ejemplar este agricultor que ha adaptado un cultivo tropical, como la papaya, al invernadero de Almería. Además de ser capaz de perfeccionar su manejo y elaborar su propio libro de gran maestro papayero.
