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España sin agricultura. Sin agua y sin explotaciones rentables el mundo agro no es posible
¿Cuándo se va a entender que la alimentación es el pilar más estratégico y su soberanía cuestión de Estado? Más allá del metaverso, son necesarias varias comidas al día. Somos seres humanos, dependientes de la biología de nuestro cuerpo que nos demanda sustento a diario, y a ser posible de alimentos sanos. Sin embargo, un país eminentemente productor como España camina a pasos agigantados para dejar de ser soberano en la alimentación de sus ciudadanos y ser dependiente para tal tarea de las producciones de terceros países. Es como aproximarse al abismo.
Vayamos por pasos. La hoja de ruta que dibuja una España sin agricultura.
Importaciones de terceros
El contexto de los últimos años es el de una escalada de las importaciones hasta el punto incluso de que algunas frutas y hortalizas españolas tienen que cobijarse en los mercados exteriores, ya que el mercado nacional (español) está siendo ganado por las verduras y frutas de países extracomunitarios que están desplazando el made in Spain.
Solo hace falta pasearse por los mercados mayoristas de España para observar cada vez más partidas de productos de Marruecos y del resto de países del norte de África en detrimento de las producciones hispanas. O también solo hace falta pasearse por las fruterías de barrio del país para comprobar la gran cantidad de frescos procedentes de otros continentes que inundan los estantes. Así que una España sin agricultura, ¿es una exageración o tiene mimbres reales esta idea?
Sin agua aquí, la agricultura viene de fuera
Pero a ese aumento de las importaciones – que arrojan las estadísticas mensuales, trimestrales y anuales – hay que sumar ahora la situación de escasez hídrica a la que se enfrenta el sureste y Levante español, es decir, el área peninsular más profesionalizada para producir verduras de forma sostenible. La sostenibilidad significa producir más y mejor (cantidad y calidad) empleando los menos recursos posibles. Optimizándolos. Pero claro, sin agua, ninguna agricultura es posible. Ni siquiera la más sostenible.
El recorte drástico del trasvase Tajo-Segura pone en jaque la producción hortofrutícola de más de 27.000 hectáreas de regadío repartidas entre el Levante almeriense, toda la región de Murcia y la Vega Baja alicantina. Estamos hablando de que sin agua para estas tres provincias, España no podrá contar con la mayor parte de sus lechugas ni con otros cultivos de hoja, que se concentran en este rincón peninsular, tampoco habrá brásicas como brócoli, col o brócoli, además de otros hortícolas.
Si quien gobierna no toma en serio lo que está en juego, a nuestro plato de ensalada le ocurrirá lo que a la energía, habrá que traerlo en barco.
El Ministerio de Transición Ecológica prefiere – y es una decisión política – que el agua del río vaya al Mediterráneo, aunque los convocantes de la manifestación de este miércoles 11 ante las puertas de este Ministerio en Madrid aseguran que tal propuesta ministerial no viene avalada por criterios científicos. Pero claro, la pregunta es saber si el Ministerio da alternativa a los agricultores o simplemente les deja sin agua.
Porque si el Ministerio deja a los agricultores sin agua, no habrá lechugas ni otras verduras, y éstas habrá que importarlas de terceros países, es decir, se incrementará la huella ambiental, por ejemplo la de carbono. Y se llevará a la ruina a muchas familias del campo español. Pero si la propuesta es sustituir el agua del Tajo por agua de desaladora, el agricultor tendrá que pagar un sobrecoste inasumible y el Mediterráneo tendrá que asumir una cantidad de salmuera insostenible. Así que la decisión de este Ministerio de Teresa Ribera no parece propia del apellido del maletín… de Transición Ecológica.
Arrojando luz sobre el Trasvase Tajo-Segura
La propuesta realizada por el Ministerio de elevar los caudales ecológicos en el nuevo Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Tajo supone disminuir las aportaciones del Trasvase Tajo-Segura en 105 hm3 (78 hm3 menos para regadío que la media actual y 27 hm3 menos para abastecimiento).
De aprobarse dicho Plan, la Cátedra del Agua de la Universidad de Alicante ha calculado que se producirían las siguientes pérdidas en los territorios regados por el Trasvase:
- 27.314 hectáreas menos de superficie regable.
- Más de 15.000 despidos, entre directos e indirectos.
- Y unas pérdidas de valor patrimonial estimadas en 5.692 millones de euros.
Además, también se produciría el aumento de costes de abastecimiento a la población por la incorporación de aguas desalinizadas (desde el año 2003 hasta ahora la tarifa ha pasado de 0,2530 €/m3 a 0,6905 €/m3, un +173%).
No existe a día de hoy planteada ninguna solución alternativa a esta disminución de volúmenes de agua disponibles en el Trasvase Tajo-Segura. Además, el agua desalada en exclusiva, llamada a ser otro recurso ordinario, no está disponible en cantidad suficiente, tiene unos costes medioambientales de obtención desproporcionados (su dependencia energética es 4 veces mayor que el agua del trasvase), y unos precios prohibitivos sujetos a una altísima volatilidad, por los costes fluctuantes de la energía.
El déficit de agua en la Demarcación del Segura, lejos de reducirse, se va a incrementar con este planteamiento y se agravará cuando a partir de 2027 se limiten las extracciones de aguas subterráneas. “No hay duda, será la moderna y sostenible agricultura del sureste español quien pague los platos rotos de esta política ideológica del agua”, expresan desde Proexport, una de las organizaciones contrarias al recorte del trasvase.
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Ana Rubio