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Ya el año pasado en estas fechas visitábamos en Las Norias de Daza en El Ejido (Almería) varios invernaderos de MAGAR en los que se estaba haciendo el entutorado en melón amarillo. Esta primavera hemos querido repetir la visita para conocer cómo Javier Maleno ha perfeccionado el manejo y la técnica, después de comparar sistemas y hacer ensayos en distintas fincas, y cómo un grupo de agricultores que comercializan con la empresa Francisco Maleno García (MAGAR) se han animado esta misma campaña a entutorar los melones amarillos de sus explotaciones.
Javier es el director general de MAGAR, pero más allá de la comercialización hortofrutícola, es un apasionado de la mejora agronómica que sucede debajo del invernadero, así que lleva tres años estudiando el entutorado con la idea de innovar y conseguir un mejor margen para sus agricultores. Durante la visita nos acompañan tres de ellos, como Juan Ventura, productor de tomate; y los hermanos López, Paco y José, que en su finca de El Parador también han entutorado el melón amarillo. Hay en torno a una decena de productores de MAGAR que han implementado en la actual campaña dicho manejo.
Doble de kilos y más calidad
Se trata de hacer números. Javier nos comenta que el entutorado tiene un sobrecoste de un euro respecto al suelo; pero que merece la pena el esfuerzo porque salen los números.
El año pasado en el suelo Maleno obtuvo 5,2 kilos/metro cuadrado frente a los 9,8 kg/m2 de una finca entutorada y los 10,4 kg/m2 de otra parcela también entutorada.
“Hay un atraso en la recolección de 7-10 días respecto al suelo, pero hay mejor calidad de frutos y se duplican los kilos”, comenta Javier.
Frutos más uniformes que no hacen la habitual camada que dibujan los melones que se cultivan en el suelo.
Manejo y ensayos con 20 variedades
En estos tres años de prueba y error Javier Maleno ha ensayado una veintena de variedades. “Las hay que entutoradas no funcionan porque quieren la humedad del suelo”, señala.
Y entramos ahora en las mejoras introducidas en el último año que llevan al perfeccionamiento del entutorado. Maleno enumera algunos de esos cambios “como bajar el entutorado, buscar más masa foliar o ir quitando tallos para evitar abortos”. Sobre esto último hasta veinte días cortando tallos, a lo que Javier añade lo siguiente: “La clave está en buscar un equilibrio entre luz (que no le falte para el engorde) y masa foliar (para que haya suficiente humedad)”.
Semientutorado
Nos vamos a detener en esa bajada del entutorado, que recomienda Javier, a diferencia de otros años. Menos altura que convierte a la técnica en un semientutorado con el que se aprovecha la caída del tallo principal para proteger a los frutos del sol. Esa menor altura mejora además la humedad que demanda el cultivo.
El semientutorado sirve también para aminorar la diferencia en la recolección respecto al suelo. “Para que no se atrase en exceso”, subraya Javier Maleno.
Se emplean dos plantas por metro cuadrado frente a una planta que es el marco de plantación del suelo. El entutorado se hace con doble vuelta para que no se caiga y se utilizan los mismos clic que se usan en el tomate.
“Quitamos tres o cuatro tallos abajo para que el tallo principal tome fuerza, así facilitamos el engorde”, describe Maleno, “más tarde también cortaremos cabeza”.
Varias recolecciones
Otra ventaja que tiene el entutorado está en la recolección. Al no pisar las matas los cortes pueden ser varios, y en ellos solo coger aquellos frutos que estén en su óptimo. Con ello se comprende la mejora de la calidad antes mencionada.
Nos señalan unos tres pases o recolecciones en un período que va de una semana a diez días, dos fuertes y un último para acabar. En el caso del melón amarillo el calibre ideal ronda el peso de 1,2 kilos por fruto.
Posdata. Acabamos en el almacén de MAGAR. Allí nos comentan que la campaña va con menos kilos que la anterior pero con mejores precios.
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Ana Rubio