Plant Health Care es una multinacional estadounidense que en la década de los 90 desarrolló la tecnología harpin αβ que daría lugar a la patente comercializada como ProAct. Es un bioestimulante o bioactivador fisiológico referente en fruta de hueso, uva de mesa, arroz, patata, cítricos o aguacate y que ahora mira hacia los cultivos hortícolas protegidos de Almería y costa de Granada. En estos años ha sido tal el impacto revolucionario de este producto de Plant Health Care que se ha convertido en el único del catálogo de esta compañía que vende en los cinco continentes.
Plant Health Care solo trabaja con ProAct. Así que nos citamos en El Ejido (Almería) en un invernadero de pepino con su responsable técnica en España, Mª del Mar López, para conocer sobre las propiedades de un producto que sustenta a una compañía entera.
López nos explica que Plant Health Care ha querido introducir su buque insignia en la agricultura de invernadero con datos avalados por una empresa independiente. Así que el año pasado, a través de Sicop (Sistemas de Control de Producción, entidad independiente asentada en Salobreña) se realizaron una decena de baterías de ensayos con ProAct para poder evaluar sus resultados en diferentes especies hortofrutícolas antes de su lanzamiento en la actual campaña.
Uno de esos ensayos se materializó en el invernadero que visitábamos ayer, el del agricultor José Antonio Fernández Aguilera, especialista en pepino desde hace más de dos décadas. “El año pasado lo probé en una parte del invernadero (refiriéndose a ProAct) y este año lo usaré en toda la finca”, enfatiza este productor ejidense.
Fernández Aguilera trasplantaba el pepino de las imágenes el pasado 29 de octubre y ya le ha hecho el primer pase con ProAct. “Mezcla bien con todo”, comenta el agricultor haciendo alusión a que no hay que tratar de forma ‘ex profesa’, sino que ProAct se añade o mezcla con el contenido de los tratamientos ya programados.
José Antonio nos pone algunos ejemplos de los efectos de este bioestimulante. “En el ensayo del año pasado cuando me ponía a echar guitas, los tallos eran más recios y las hojas más grandes, plantas más vigorosas y con más flores y luego al empezar a coger pepinos se adelantaban los líneos con ProAct y siempre salían con más cajas”, recuerda.
La responsable técnica de Plant Health Care subraya ese aumento de la precocidad y otros atributos relativos a la cosecha (rendimientos) y calidad de frutos (firmeza y vida útil). “La primera aplicación se realiza a los 7 días del trasplante y a partir de ahí periódicamente cada 14 días, siempre por vía foliar”, señala María del Mar López.
Los ensayos en pepino se han llevado a cabo durante todo el ciclo desde la etapa de desarrollo hasta la poscosecha. Se ha evaluado el contenido en clorofila, cómo de activo ha estado el cultivo gracias a la bioestimulación de ProAct; el diámetro del tallo hasta un 25% mayor, como ante situaciones de estrés, tales como el trasplante del semillero al campo se ha conseguido regular el cultivo; también se han cuantificado el número de frutos y su peso; y la firmeza y poscosecha a temperatura ambiente.
“Con ProAct se han obtenido muy buenos resultados en poscosecha de pepino, un aspecto muy importante hoy día, sobre todo por la tendencia a reducir el uso de plástico en su embalaje”, comenta la responsable de Plant Health Care.
Pruebas de la vida útil poscosecha de pepino a los 4 días del corte, con una pérdida de peso de frutos un 69% inferior a los testigos; y a los 11 días de la cosecha la pérdida de peso frente al estándar era un 44% menor.
En esta finca la pasada campaña se contabilizaron 27 cortes, una media de dos por semana. “Los objetivos principales que persigue ProAct son mejorar los rendimientos y la calidad de los frutos”, detalla Mª del Mar López.
“En el ensayo en este invernadero obtuvimos un 7,72% más de kilos en un marco de plantación de una planta por metro”, añade la representante de Plant Health Care.
2,4 frutos más por mata con ProAct. El productor, José Antonio Fernández, insiste en que la batalla está en los kilos: “Por desgracia el agricultor no puede decidir sobre el precio de su producto, así que solo nos queda hacer más kilos. Ese es el camino y con este producto compensa su gasto con el incremento de los kilos. Mejora la productividad”.
Además de en pepino, este bioestimulante ha sido probado en otros cultivos de invierno, como tomate cherry y marmande en Motril, pepino mini en Torrenueva, pimiento california en San Agustín (El Ejido), calabacín en Berja y Roquetas; en primavera en melón piel de sapo en Balanegra o sandía en Berja, El Ejido y Campohermoso.
Tolerancia frente a situaciones de estrés, ya sea caída de temperaturas, bruscas oscilaciones térmicas, etc. “Por ejemplo en momentos de déficit hídrico, cuando la planta cierra los estomas, el empleo de este bioactivador fisiológico mantiene a la planta activa, sin parones”, describe López.
Recorremos el invernadero en espaldera y José Antonio nos explica cómo para evitar que el calor se concentre en la parte de arriba, y por consiguiente provocar que el crecimiento vegetativo sea desigual, ha dividido el invernadero en una decena de compartimentos estancos (como se observa en las fotografías) para conseguir una climatización óptima y sin corrientes de aire.
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Ana Rubio