Universidad de Almería, cooperativa CASI y Nostoc Biotech han finalizado los ensayos de un estudio en tomate en el que se comparaba el uso de biofertilizantes frente a la fertilización sintética tradicional. Dicha investigación concluye que el empleo de microorganismos redunda en mayores productividades (kilos) e ingresos (euros) para el agricultor. Los resultados serán presentados en una jornada técnica que próximamente se desarrollará en la Estación Experimental de Las Palmerillas.
Los objetivos del estudio eran cuatro:
I.- Estudiar la implantación de bacterias promotoras del crecimiento de las plantas (BPCP) en un cultivo comercial de tomate en invernadero, en este caso Rebelión.
II.- Analizar su efecto fertilizante como fijadoras de nitrógeno atmosférico y solubilizadoras de fósforo y potasio en suelos y plantas.
III.- Conocer su efecto biofertilizante en términos de producción y calidad de los frutos.
IV.- Analizar económicamente costes y beneficios del uso de las BPCP.
Pero, ¿qué son los biofertilizantes?
Son sustancias agrobiotecnológicas compuestas por microorganismos vivos o latentes tales como bacterias u hongos y que pueden ser utilizados para estimular la productividad de los cultivos y mejorar la calidad de los frutos.
Un trabajo investigador que hay que enmarcarlo en el contexto en el que el uso abusivo de fertilizantes sintéticos y plaguicidas ha provocado la contaminación y degradación de suelos y aguas. De ahí el interés de conocer las ventajas que puede traer la apuesta por la biofertilización.
El profesor Raúl Ortega Pérez, del departamento de Agronomía Universidad de Almería, ha llevado un seguimiento exhaustivo de la finca en la que se han desarrollado los ensayos, perteneciente a un agricultor de la cooperativa CASI.
“Los resultados en producción y rendimiento han sido muy significativos”, comenta el investigador de la UAL, “en el tratamiento donde se redujo la fertilización convencional por fertirriego en un 20% y se aplicaron los inoculantes bacterianos no solo han obtenido mayores rendimientos por metro cuadrado (33%); sino frutos de mayores calibres, lo que ha permitido obtener rendimientos económicos de hasta un 52% superiores a los tratamientos donde no se aplicaron los productos biofertilizantes pero sí se mantuvo la fertilización con fertilizantes inorgánicos sin reducción”.
El mismo tratamiento con aplicación de biofertilizantes y reducción de fertilizantes inorgánicos demostró tener una eficiencia de un 16% (N), 33.7% (P) y 22.8% (K) superior al tratamiento control en la extracción de estos macronutrientes.
Los productos empleados en los ensayos, dentro del catálogo de nutrición microbiológica de Nostoc, han sido Bio P, Bio N y Bio K.
Fijación biológica de N: los microorganismos fijadores de N pueden vivir libres o en simbiosis con algunas plantas, especialmente con leguminosas donde forman nódulos en sus raíces. Estos microorganismos toman el N atmosférico y lo suministran en forma de compuestos asimilables por las plantas y, a su vez, reciben carbohidratos de las raíces.
Solubilización de fósforo: aunque los suelos agrícolas por lo general tienen cantidades suficientes de P debido a los insumos de fertilizantes, gran parte está en forma insoluble no disponible para la planta. Sin embargo, hay microorganismos capaces de convertir el fósforo insoluble en formas solubles como los ortofosfatos.
Producción de estimulantes del crecimiento vegetal: existen bacterias que producen fitohormonas como auxinas, giberelinas, citoquininas y etileno que influyen en un gran número de procesos como el crecimiento del tallo y las raíces, la floración y el desarrollo del fruto.
Producción de sideróforos: hay bacterias que pueden producir sideróforos, que son compuestos quelantes de hierro que atrapan el hierro disponible y lo proporcionan a la planta, promoviendo así su crecimiento y produciendo también un efecto antagonista al evitar que otras bacterias y hongos dañinos tomen Fe del suelo.
Ensayos en tomate en los que se comparaban diferentes sectores. Uno de ellos con inoculación de bacterias de Nostoc cada 40 días con reducción del fertirriego del 20% (color rojo de los gráficos); otro con bacterias cada 40 días sin reducción del fertirriego (amarillo); un tercero con aplicación de bacterias sin reducción del fertirriego (blanco); y un cuarto y último con un tratamiento testigo, sin bacterias y sin reducción del fertirriego (azul).
En definitiva, el resultado de esta investigación confirma que los biofertilizantes son una importante herramienta para reducir el consumo de fertilizantes sintéticos tradicionales y mejorar la calidad y productividad de los cultivos, según el informe del investigador Raúl Ortega.