Denota la calidad interna del melón, en un estadio de sabor superior. José Jiménez Cervilla lleva veinte años cultivando melones, en algunas campañas ha puesto galias pero la mayor parte de las veces se ha decantado por los cantaloup. Con la navaja corta una pieza y a los pocos segundos vemos nacer esa gota, que el caso de la variedad que nos ocupa tiene un color muy seductor.
“Es la lágrima rosada”, describe Mercedes Fernández, especialista de melón y sandía de Nunhems, que nos acompañaba esta semana hasta esta finca de El Ejido, en la víspera del día del corte.
Esta primavera los precios han brillado por su ausencia, como por desgracia todos sabemos; aunque dentro de esos bajos precios quizá sea la tipología del melón cantaloup la que mejor comportamiento ha tenido. José nos dice que va a poder salvar la campaña de primavera con este melón.
Cortamos algunas piezas para entender el concepto del magenta, ese color de la carne más rojizo e intenso que otros cantaloup que tienen la carne interna más amarillenta y pajiza. Son los magenta de Nunhems, una gama de melones que inició hace años la variedad Magenta que daría nombre a la línea, más tarde salió Magestium, ambos para temprano, y ahora nace como novedad para ciclos medios la variedad Magverik, la que observamos en las imágenes.
Este melón es un larga vida, pero al abrirlo nos brinda aroma y luego en la cata ese retrogusto prolongado que aprecian los consumidores franceses y belgas, mercados a los que suele viajar esta tipología por su sabor, además del alemán.
Magverik sube muchos brix, alcanza incluso los 15º-16º, según comenta Mercedes, pero al mismo tiempo posee una carne firme que le ayuda a prolongar su vida útil poscosecha.
“No se despezona, no se desprende el pedúnculo”, explica el agricultor ejidense, “aguanta hasta una semana más en campo que otras variedades”.
Por su parte, la especialista de Nunhems añade que “entra antes en floración que otras variedades y no necesita ningún extra para el engorde. El escriturado es más denso y rugoso que en otros melones. Y luego para el comercializador tiene buena poscosecha, además con una piel más rústica que va muy bien para el transporte y logística”.
Magverik destaca también por su paquete de resistencias con oídio y pulgón, siendo una opción para los productores de convencional y de ecológico, por la consiguiente reducción de tratamientos que las resistencias conllevan.
Ana Rubio