Es un sector esencial, que raras veces aparece en medios generalistas y ocasionalmente en especializados. Sin embargo, sin el mundo del embalaje casi nada sería posible. Al contenido, en nuestro caso las frutas y hortalizas, hay que darle un continente, por ejemplo una caja de cartón. Engranando ambos es posible el milagro que siempre sucede después cuando llega a destino una caja llena de salud para posterior deleite y disfrute de los consumidores.
Días atrás conversaba con Joaquín Fernández, director de desarrollo estratégico del único sello exclusivo que hay en el mercado para el segmento hortofrutícola, la marca Uniq. Charlábamos sobre el papel – valga la redundancia – que está jugando esta industria durante la pandemia. “Las fábricas no han parado, ya que la demanda de cartón se ha incrementado en un momento en el que la actividad del sector de los envases de cartón ondulado está demostrando que es crucial”, comentaba Fernández.
En las 44 fábricas adheridas a Uniq la actividad no se ha detenido implementando, además, los protocolos Covid para prevención y desinfección, como uso de mascarillas, distancias de seguridad y separaciones en las líneas, turnos de trabajo o los llamados ‘grupos burbuja’.
Pero más allá de Uniq, el resto del sector en su conjunto – compuesto por 71 empresas onduladoras y 89 fábricas en todo el país – ha demostrado ser un elemento clave para la logística, el transporte y la distribución de una infinidad de bienes de consumo, incluidos los de primera necesidad, como son los alimentos o los productos sanitarios.
Los sectores económicos vinculados al papel y cartón trabajan conjuntamente con una visión de cadena de valor. Es uno de los grandes motores de la economía por su efecto impulsor, generando actividad en muchas otras ramas.
Joaquín me explicaba cómo el cartón una vez que se usa es enviado a plantas recicladoras donde se transforma en la materia prima con la que trabajan las bovinas en las que se vuelven a fabricar las cajas de cartón. “De ahí el concepto de economía circular”, añadía.
El cartón es el material de embalaje sostenible por excelencia y así lo reconoce la propia Ley de Residuos de 2011. Según su definición, son envases sostenibles “aquellos fabricados con materias primas renovables, reciclables y biodegradables”, citando el cartón ondulado como ejemplo.
Junto al componente sostenible son otras también las ventajas del cartón frente al plástico en el embalaje, siendo una fundamental la posibilidad de imprimir el envase para que el producto no se asocie a marca blanca. El cartón, que es imprimible, permite dar valor añadido al producto perecedero, destacando su marca. Además el cartón posibilita hacer diseños especializados convirtiéndose en un vehículo de comunicación directa con el consumidor final.
Luego está la venta online que ha crecido exponencialmente desde marzo y en la que el cartón es el formato elegido, ya que propicia hacer ‘trajes a medida’ para las frutas y hortalizas.