Lo bonito de la profesión de periodista es la gente que te encuentras en el camino. Conocer las historias más humanas que hay detrás de personas corrientes, pero cuyas obras superan holgadamente a las de los famosetes. Como las hormigas, pequeñas solo en apariencia pero muy grandes por lo que son capaces de hacer. Estos días atrás he conocido el relato de un inspector rural de El Ejido que lleva 5 años construyendo generosidad. Su buen ejemplo está siendo como pegamento para agricultores que se están sumando a su ola de solidaridad con los más pobres.
El inspector es Rafael Gálvez y Manuel Román Lirola (apodado ‘Manrubia’) es uno de los últimos agricultores que se han adherido a esta causa y le están donando hortalizas para que él las reparta en comedores sociales, en parroquias y en instituciones benéficas que atienden a los más desfavorecidos de las provincias de Almería y Granada.
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“Llevo 5 años repartiendo hortalizas y nunca había visto en los comedores sociales las colas que veo actualmente. Cada vez más, incluso más jóvenes, muchos de los que se fueron a los ERTE’s y que aún no los han cobrado y que están recurriendo a los comedores”, me explica Rafael.
Conversamos largo rato. Le escucho con mucha atención porque quiero comprender por qué lo hace. La manera de hablar, su tono y su expresividad me dan a entender que es su motor vital, está en su naturaleza y en su forma de entender la vida. “Ayudar a los pobres, ayudar al que no tiene. Es algo que llevo muy adentro. Es lo que siento que tengo que hacer”, me confiesa.
El transporte a los comedores e iglesias de las hortalizas que le donan agricultores, como ‘Manrubia’, va de su bolsillo; el tiempo que requiere llevar alimentos a esos centros benéficos, se lo quita a su familia; y el desvelo de ayudar en un mundo lleno de desigualdades y sentirse como una gota en mitad del océano se lo quita de su salud. Y ahí está. Feliz por su obra. Lo conocerán por lo que hace, no por lo que dice. Es Rafael Gálvez.
Lo vemos en una de las fotografías acompañado de Manuel Román, ‘Manrubia’ y por Bernabé, presidente de la Unión de Agricultores Independientes (UAI), asociación en contacto con Rafael y a través de la cual pueden colaborar todos aquellos agricultores que prefieran donar sus destríos o segundas categorías antes que malvenderlos.
‘Manrubia’ es un productor de Adra, “agricultor de toda la vida”, no ha conocido otro oficio. Lleva estas últimas semanas de agosto destinando por semana alrededor de 1.500 kilos de pimiento lamuyo a las parroquias y comedores que Rafael atiende. Son pimientos que en la subasta se consideran de segunda y que estos días atrás cotizaban en torno a 0,25 euros/kilo terminando a 0,10 €/kg para industria.
“No hace falta que los que quieran colaborar tengan que donar esta cantidad. Puede ser una caja o cinco cajas o lo que cada uno quiera o pueda. Cualquier agricultor que antes de tirar su género o malvenderlo prefiera donarlo, puede contactar con nuestra asociación para canalizar esta ayuda”, comenta Joaquín López, ‘Bernabé’, presidente de UAI.
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Caridad con los pobres de Almería y Granada
Rafael Gálvez reparte las frutas y hortalizas que le donan agricultores y empresas de la comarca del Poniente los lunes y martes, en días laborables, y los sábados, durante el fin de semana.
Los lunes y martes en Almería visita el comedor social de La Milagrosa y a las religiosas de la Casa Nazaret, Institución Benéfica del Sagrado Corazón de Jesús. Y los sábados en Granada Gálvez reparte alimentos en los comedores sociales Regina Mundi y San Juan de Dios, además de en la Iglesia de San Vicente.
No solo se reparten pimientos, también hay tomates, pepinos, berenjenas, calabacines, judías verdes, sandías, melones o incluso lechugas de algunas de las empresas donantes, que son comercializadoras hortofrutícolas asentadas en el Poniente de Almería. “Hace 5 años empecé a tocar a la puerta de cooperativas, alhóndigas y almacenes de la zona y tengo que decir que todas han sido solidarias y se han mostrado colaborativas”, comenta Gálvez.
Después de escuchar con atención a Rafael entiendo que esta historia hay que contarla. Agricultores, asociaciones – como UAI – y empresas comercializadoras que ayudan desinteresadamente a los más frágiles de la cadena.
No quiero cerrar el artículo sin referir una petición que me hace este inspector rural de El Ejido. Rafael Gálvez es fundador desde hace 45 años de la Hermandad Ecce-Homo y a su vez hermano de las siguientes hermandades, todas ellas de Lanjarón (Granada): Hermandad de la Virgen del Rosario; Hermandad de San Sebastián; Hermandad del Cristo de la Expiración; Hermandad del Nazareno; Hermandad del Santísimo y Hermandad de la Virgen de los Dolores. Y en Berja es hermano de la Borriquita.
Ahora entiendo de dónde le nace el espíritu para hacer su labor caritativa.
Ana Rubio