• Usa un envase orgánico, que en menos de un año se transforma en materia orgánica, en contra del plástico que tarda cientos de años en degradarse.
• Miguel Jiménez: “Nos negamos a que un producto concebido para reducir las emisiones de CO2, favorecer la fertilidad y la vida en el suelo genere residuo alguno y mucho menos plásticos”.
La empresa cordobesa INGNIA, dedicada al sector de los fertilizantes orgánicos y cuyas instalaciones se encuentran ubicadas en el municipio cordobés de Almedinilla, acaba de lanzar al mercado su gama de productos fertilizantes en los que ha eliminado los residuos plásticos.
Su apuesta ha sido el papel como material renovable, reciclable y compostable para sacos y bolsas de compost ecológico, como ha explicado su director Miguel Jiménez Berni. “El uso de plásticos es una preocupación creciente en la sociedad y existe una clara tendencia hacia su reducción; en un sector como el de los fertilizantes, incluidos los orgánicos, la práctica totalidad de productos se encuentran envasados en plástico lo cual para INGNIA es un reto a superar”.
En numerosas ocasiones el agricultor no sabe cómo gestionar los plásticos en los que vienen envasados sus abonos o fertilizantes. Es por ello que muchas veces se depositan en el campo donde tardarán decenas incluso cientos de años en degradarse. Desde INGNIA quieren solventar este problema con un envase orgánico que se puede dejar en el campo y en el transcurso de tres a doce meses ha desaparecido, ya que es fácilmente biodegradable por los microorganismos del suelo, comenta Jiménez-Berni.
Según el director de INGNIA, uno de los principales objetivos es que sus productos sean 100% renovables, reusables y compostables, de ahí su apuesta por el papel como material de envasado. “Todas las materias primas que intervienen en el proceso productivo, así como los envases, deben cumplir esos tres requisitos”, comenta y añade “el objetivo es generar un modelo de empresa ‘residuo cero’, tanto a nivel de producción agraria como a nivel de producción de fertilizantes”. “Nos negamos a que un producto concebido para reducir las emisiones de CO2, favorecer la fertilidad y la vida en el suelo genere residuo alguno y mucho menos plásticos”, dice Miguel Jiménez-Berni.
Eliminar el plástico usando el papel como material de envasado, algo inusual en el sector de los fertilizantes y sustratos, es la principal apuesta de la empresa cordobesa INGNIA. Convertir sus sacos y bolsas de compost en los primeros 100% renovables, reusables y compostables es un reto para generar beneficios al medio natural y a los cultivos en los que sean utilizados.
Sus productos ya se encuentran disponibles y se pueden conseguir a través de su web www.ingnia.com, y en puntos de venta especializados. INGNIA, S.L. es una empresa familiar cordobesa dedicada a la agricultura, la producción de fertilizantes orgánicos y a la consultoría. Sus instalaciones principales se encuentran en el municipio cordobés de Almedinilla, donde producen aceite de oliva y almendra ecológicos comercializados bajo la marca El Huerto de Lola (www.elhuertodelola.com), así como enmiendas orgánicas que se comercializan bajo la marca INGNIA Compost (www.ingnia.com).
Ana Rubio