El Covid-19 está obligando al campo español a replantearse algunas fases de su actual funcionamiento y a cuestionarse los próximos pasos para garantizar eficacia y optimización con mayor independencia del capital humano. La robótica ha ido tomando fuerza en este sector, cada vez más digitalizado, aunque la inversión necesaria ha dificultado su implantación. ¿Será este panorama internacional actual el impulso definitivo para la robotización en la agricultura española? Fuente: Fruit Logística España
La problemática respecto a la escasez de mano de obra en las tareas agrícolas no es algo nuevo. La necesidad de mano de obra extranjera es una realidad sin discusión. El nuevo orden político que planteó el Brexit ya puso sobre la mesa la problemática que generaría esta escasez de temporeros y muchas fueron las empresas británicas que comenzaron a invertir en robots cosechadores. En el caso concreto de España, este temor ya se ha puesto de manifiesto en varias ocasiones y es que el peligro de no conseguir el número de personal necesario pone en riesgo toda la campaña aumentando considerablemente el desperdicio del producto y llevando incluso a dejar parte del campo sin recolectar. A los productos para los que comienza la campaña ahora y en los próximos meses, los principales países productores europeos ya se están enfrentando a este reto y lo están encarando desde posturas muy diversas. Mientras algunos han puesto en marcha campañas para promover la mano de obra nacional, como es el caso de Reino Unido -con una iniciativa con toques nacionalistas que han bautizado como #pickforbritain-, otros optan por garantizar la llegada de trabajadores desde orígenes con los que ya trabajan, como senegaleses en la recogida de melón español o mano de obra procedente de Marruecos para la fresa, gestionando los permisos de trabajo en coordinación con las autoridades.
Lo cierto es que no se puede asegurar el crecimiento del negocio hasta que no se confirme a largo plazo una solución viable y continuada al problema que plantea la recolección de fruta y hortaliza. Estados Unidos y China ya vienen usando hace años nueva tecnología que permite prescindir de mano de obra en la recolección para parte de su producción. De los últimos ejemplos del sector que han confiado en la robótica para agilizar su recolección son los productores de manzana neozelandeses T&G, quienes en la pasada campaña ya usaron la tecnología desarrollada por la empresa estadounidense Abundant Robotics: “La automatización nos permite continuar progresando para satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos, frente a los desafíos actuales y futuros del mercado laboral. Nos hemos estado dirigiendo hacia esto durante los últimos años, incluida la preparación de nuestros huertos para que estén listos para robots […] La recolección de manzanas es un trabajo físico difícil y es estacional. La tecnología robótica complementa el trabajo que realiza nuestra gente con su capacidad para recoger una gran proporción de la fruta, gran parte de ella en los niveles superiores de los árboles, lo que reduce las demandas físicas del trabajo para nuestra gente y aumenta la productividad”, expresó Peter Landon-Lane, director de operaciones de T&G.
Pero la pandemia no afecta únicamente a la movilidad de personas a nivel internacional sino que redefinirá las relaciones entre individuos en el día a día. Las líneas de trabajo dentro de las plantas de producción y envasado se verán claramente afectadas de aplicarse una legislación en relación al cumplimiento de distanciamiento social. Por eso, ahora más que nunca, toma protagonismo la apuesta del sector por su mecanización total, aplicando la robótica a las fases de clasificado, calibrado y envasado con el uso de sensores y dejando únicamente las excepciones al clasificado manual. Esta reducción de capital humano permitirá cumplir las nuevas exigencias que puedan ser impuestas en un nuevo escenario mundial post covid y que aún están por ver.
¿Podrán los robots evitar estas incertidumbres en el futuro? ¿Podría compensar a las empresas invertir ahora en este tipo de soluciones teniendo en cuesta su elevado coste? ¿Ofrecen los robots la misma calidad de trabajo que las personas? Desde las compañías de robótica lo tienen claro. Para Crux Agrobiotics, sus robots para frutas y hortalizas trabajan el clasificado y envasado con garantías. Sin el contacto humano se aumenta la higiene, se reducen los costes y la mano de obra e, incluso, se aumenta la vida útil del producto además de contar con análisis de rendimiento a tiempo real, mejorar la trazabilidad de toda la producción y obtener datos de la huella total de la campaña. Por su parte, la belga Octinion desarrolló un robot recolector de fresas llamado Rubion que, aunque no es tan rápido como un humano -dice su CEO Tom Cohen– recoge “de manera más cuidadosa durante día y noche y todos los días del año”.
La investigación en robótica agrícola también llamó la atención de investigadores españoles que, como Octinion, apostaron por la recogida de la fresa entre sus primeros avances hace ya una década. Ahora su solución, Agrobot, sustituye a la mano de obra mexicana en los campos de fresa de California; sin tocarla y detectando su punto de madurez óptima gracias a la inteligencia artificial.
Si la robótica ya había venido para quedarse, el escenario que se plantea a raíz de la pandemia del covid19 hace que ahora sea el momento idóneo para implantarla y ofrecer el mejor producto con las garantías necesarias. Los últimos avances en robótica se darán cita en Fruit Logística 2021, del 3 al 5 de febrero, donde se prestará especial atención a las soluciones que dibujarán el futuro del sector.
Ana Rubio