Sabor agridulce en la manifa más multitudinaria

Hoy 19 de noviembre la ciudad de Almería ha vivido una de las manifestaciones más multitudinarias de su historia. Miles de agricultores, más de 20.000 hombres y mujeres según los convocantes. Nadie puede dudar del éxito de la movilización en cuanto a asistentes. Pero más allá de la protesta masiva, se han escenificado otro tipo de situaciones que evidencian el momento convulso que se vive entre los diferentes actores del sector. De ahí que tras haber presenciado la manifa más multitudinaria, el sabor me es agridulce. En la boca me subyace amargo resquebrajo.

Nunca llueve a gusto de todos. Menos aún cuando hay tantas opiniones como personas. En nuestro campo cada uno es un opinador experto, así que los puntos de vista son tan variopintos como los ojos que miran y las experiencias personales de cada cual.

EL LADO AMARGO

Es determinante entender la amalgama anterior, visiones de lo más heterogéneo, para comprender la reflexión que hago en este post. Lo vivido hoy puede suponer un punto de inflexión en la base del sector productor. Todos los presentes han sido testigos de que en la gran marea de agricultores había diferentes marchas, al mismo tiempo que distinto ímpetu y músculo. La fuerza de unos puede ser la debilidad de otros. Pero todos suman. Y se necesitan. Tras cada uno de esos actores hay agricultores, en mayor o menor medida, pero todos los colectivos hoy presentes en las calles de Almería tienen hombres y mujeres tras de sí que saben lo que es un invernadero y la dignidad que representa.

Por eso, el espíritu de este artículo es conciliador. La savia nueva, con ímpetu, ese relevo generacional que será el que heredará los invernaderos y nuestro ‘modelo Almería’ hoy martes ha mostrado su músculo. Su fortaleza. Que es mucha. Quizá la mayor que haya vivido el campo almeriense en décadas.

Un movimiento masivo de centenares de jóvenes agricultores, pero también integrado por otros productores más experimentados y que han quedado decepcionados con el devenir de la agricultura en los últimos lustros. Indudable. Decir lo contrario es negar la realidad o querer ponerse una venda en los ojos. Estos agricultores son el futuro, pero el futuro tiene que ser compartido. Todos juntos, todos, o el modelo se nos resquebraja.

Por eso vivimos un momento de inflexión. Tenemos que poner pegamento. Unir a nuestras familias.

Aunque mi propósito es ser conciliador con unos y con otros, estoy convencido de que habrá quienes entre unos y otros no estén de acuerdo. Tampoco me extraña. Vivimos en un mundo de desacuerdos diarios, unos nimios y otros de mayor enjundia, pero en esta vida el desacuerdo es como el aire, siempre está presente. Aún así, tenemos que construir. ¿Creemos en nuestra agricultura familiar? ¿Creemos en lo que nuestros abuelos y padres levantaron? ¿Vamos a luchar para que no se nos desmorone el invernadero? Si por lo menos creemos en eso y estamos convencidos de su defensa, ya tenemos un punto de unión entre todos. He ahí el pegamento.

EL LADO DULCE

La manifa agridulce. Los párrafos anteriores definen el lado amargo del sabor de boca. Pero también hay otro dulce. Nos podríamos quedar con ésta otra segunda parte. Como el vaso, medio vacío o medio lleno.

Llevar a la calle a 20.000 personas no es moco de pavo. Es un éxito de convocatoria. La cabecera de la marcha había hecho ya una buena parte del recorrido cuando todavía la cola no había salido. Muchos me habréis visto comprobándolo. Una grandísima movilización. Masiva, incluso cuando han sido difíciles los accesos a la capital, y muchos han llegado tarde por complicaciones en las entradas a la ciudad.

Las tensiones internas, esa parte amarga hay que emplearla como motor de fuerza. Los agricultores son personas aguerridas, con coraje, que no se amilanan con facilidad. Son rocas sobre las que edificar el mejor futuro. Son como los 300, incansables al desaliento. Así que después de hoy, esas 20.000 almas recorriendo las calles del centro de Almería han hecho aún más digno el oficio más noble de la humanidad: la agricultura.