Anoche mientras que en un teatro de la ciudad de Almería, el Cervantes, el ministro de Agricultura, Luis Planas, daba una conferencia sobre los retos de la agricultura, por ejemplo ante el Brexit, a poco más de 30 kilómetros en El Ejido se iniciaba una reunión de agricultores preparatoria para la inminente constitución de una futura asociación, ‘Unión de Agricultores Independientes’.
La doble cara de una misma moneda: mientras que el ministro hablaba de “oportunidades para Almería” en una charla titulada ‘Preparados para los nuevos retos del comercio global’, un grupo conformado por una mayoría de jóvenes agricultores debatían sobre los estatutos de la futura asociación, donde la defensa de un precio por encima de coste, para mantener la actividad agrícola, se configura como una de sus principales premisas.
Contradicciones de un modelo que camina a demasiadas velocidades. Los números macro, esas grandes cifras, solo dicen que Almería y la costa de Granada cada día exportan más. Sin embargo, los números micro, los del bolsillo del agricultor, dicen que cada vez suenan menos monedas.
Sea como fuere, el modelo agrícola de ambas provincias, Almería y Granada, sigue en la encrucijada de siempre. La lucha contra los precios a la baja que en realidad se ha constituido en una suerte de lucha contra la ley de la gravedad. Siempre hacia abajo. Ahora el nuevo movimiento se enfrenta al muro en el que todas las olas han embarrancado: la unidad del campo.
‘Unión de Agricultores Independientes‘ propugna unir a las distintas familias del agro. Tarea difícil, pero no imposible. Mucha sangre joven esta noche en el salón de Campoejido. Agricultores de todo el Poniente, muchos de ellos de Adra, también algunos del Levante y de la costa de Granada, de municipios como Carchuna.
Las reuniones a partir de ahora serán periódicas. La próxima sobre la situación de la berenjena. En la pizarra, y en la UVI.