Juan es un productor almeriense de pepino. Desde hace siete años cultiva en ecológico. Hace tres semanas liquidaba en su comercializadora sus pepinos ‘bio’ a tan solo 40 céntimos el kilo. Casualmente días después vio esos mismos pepinos en un supermercado a un precio que se multiplicaba en el lineal.
A 1,99 euros la pieza cotizaba en un supermercado del Poniente almeriense ese mismo producto que a Juan le habían pagado a 0,4 euros/kilo. Ojo, en el supermercado a 1,99 la pieza, que no el kilo; lo que hace que el diferencial sea exponencialmente mayor.
Este agricultor no daba crédito a la descomunal diferencia de precios, el mismo producto, sin añadir valor añadido, subía a una cotización que lo hacía caro de cara al consumidor final mientras que él lo había vendido barato, como cualquier low cost.
Sin embargo, el consumidor de hortalizas ecológicas no demanda verduras de bajo coste, no las compra por ser baratas, sino por la calidad de las mismas. Un pepino ecológico que se presenta caro en la estantería del súper y que por el contrario ha salido barato del invernadero.
De hecho, conversando con Juan me ha explicado la senda bajista que lleva experimentando en los últimos años la cotización de las hortalizas ecológicas. Según las medias de Juan, hace cuatro años liquidó su campaña de pepino ‘bio’ a 1,25 euros/kilo; al año siguiente el promedio lo cerró a 1 euro/kg; la pasada campaña la media siguió descendiendo hasta los 0,8 €/kg; y durante la actual – aunque está en sus inicios – se arrojan cotizaciones aún más paupérrimas.
Antes de contactar con nosotros, Juan lo hizo con atención al cliente del supermercado en cuestión donde puso una reclamación pidiendo conocer la trazabilidad del pepino y explicaciones por el diferencial de precios. Incluso llegó a proporcionarles el código de barreras para saber qué trazabilidad tenían esos pepinos. Le informaron que la cadena dispone de un protocolo de Política de Precios Justos para el Productor, protocolo que Juan pidió. Pasados unos días, y en la medida en la que no recibía información relativa a su primera reclamación, Juan volvió a reclamar a través de los servicios que habilita este supermercado para que así puedan hacerlo los consumidores y usuarios que lo deseen. Por vía telefónica y telemática, a través de correo electrónico, este agricultor almeriense volvió a reclamar a dicho supermercado que le remitiese la Política de Precios Justos para el Productor. A día de hoy, y han pasado tres semanas, ninguna respuesta ha recibido este agricultor. Así que se ha puesto en contacto con nosotros para canalizar este testimonio que en realidad carece de cualquier excepcionalidad porque lo cierto es que dicho diferencial de precios es lo habitual campaña tras campaña. Solo hace falta de echar un vistazo al IPOD (índice mensual de precios en origen y destino de los alimentos) para constatar esta dinámica que perjudica tanto al primer eslabón como al último de la cadena.
En cualquier caso su testimonio es interesante porque demuestra que las hortalizas ecológicas sufren la misma enfermedad de precios bajos que las verduras convencionales. Y también sabemos que las cadenas tienen políticas de precios justos, aunque tal vez solo sirvan de cara al marketing y para dar explicaciones a quienes no saben de agricultura.
Pero hay más. Juan me comenta que también en el Poniente de Almería y en otra cadena de supermercados volvió a encontrar el pepino ecológico a 1,99 euros la unidad, cuando él lo vendía a 0,4 euros/kilo. Supermercados distintos, de países diferentes, pero coincidentes en su política de precios bajos para el agricultor y elevados para el consumidor.
Ana Rubio