Acompañábamos estos días atrás a Raúl Molina en su tarea de apicultor entre invernaderos. Ya sabemos todos que entrada la primavera hay que pensar en términos de melón y sandía. Raúl, conocido por su marca de Colmenas Indapol, nos narra una problemática prolongada en el tiempo y ante la que hoy día no hay solución. Los plásticos nuevos que en la práctica impiden la tarea de las abejas para polinizar cultivos de melón y sandía.
Nos reuníamos con Molina en una finca de Tierras de Almería, propiedad del joven agricultor Andrés Fernández, con un cultivo de sandía triploide blanca que espera recolectar hacia el 25 de abril. En este invernadero las abejas sí están trabajando bien, ya que no se trata de un plástico nuevo. Así que la pregunta que le hago a Raúl es bien sencilla: ¿Por qué me contabas por teléfono, antes de reunirnos, que no entras con tus colmenas en fincas con plástico de menos de 8 meses?
“Porque es un plástico que impide la entrada de luz ultravioleta suficiente con la que ven las abejas”, describe, “el plástico que no ha llegado a los 8 meses, por los filtros y aditivos que tiene para que aguante más, dificulta la visibilidad de las abejas. Éstas se van a la calle y despueblan la colmena, otras se enganchan a las mallas antitrips o se agolpan en las esquinas del invernadero buscando huir. El apicultor pierde la colmena, 120 euros cuesta cada una, y el agricultor no consigue polinizar sus cultivos. Por eso perdemos todos”.
Raúl Molina me relata diferentes ejemplos, entre ellos el de un agricultor de la zona que en una campaña anterior había perdido más 7 hectáreas de cultivo, con plásticos que tenían 4 meses y todo ello le había acarreado cuantiosas pérdidas de miles de euros. Mucho dinero.
“Por eso en menos de un año esperamos tener creada una base de datos, con nombre y apellidos de los plásticos que son perjudiciales para nuestra actividad con la idea de que los agricultores puedan consultar dicha información y no repetir estos errores que traen consigo el temido despoblamiento de las colmenas”, sostiene este joven apicultor almeriense.
Se trata de una base de datos que se creará en colaboración con laboratorios almerienses y apicultores profesionales de Almería, Granada, Málaga y Cádiz.
Molina lamenta que en la actualidad la plasticultura tiene desarrollados plásticos que no perjudican la labor de los abejorros, pero no ocurre lo mismo con las abejas. Se requiere más I+D para desarrollar plásticos adecuados para la acción de las abejas.
A propósito de la actual campaña
A pie de invernadero comentamos con Raúl el devenir de la actual campaña. Opina el apicultor, que por el número de pedidos, ha crecido la superficie de sandía en la provincia almeriense y se mantiene la de melón.
Me explica que la campaña, desde el punto de vista del apicultor, empieza el 1 de marzo y se prolonga hasta mediados de mayo, aunque el grueso de la demanda de colmenas para meter en el invernadero se produce en Semana Santa.
Recomienda Raúl 3-4 colmenas por hectárea de sandía. Con buen tiempo, dos semanas. En cuanto a melón, de 7 a 10 días, 4-5 colmenas con buenas condiciones meteorológicas.
Raúl agrupa las colmenas, como se observa en las imágenes, porque por el sonido la más fuerte incita a la más débil. “No separar las colmenas dentro del invernadero. Observamos que mientras permanecen juntas, el sonido que producen las abejas más fuertes, incita la salida de los demás polinizadores”, argumenta el propietario de Colmenas Indapol, “las abejas vuelan kilómetros en busca de néctar, polen, agua, etc; así que no es necesario separarlas, ya que en los invernaderos no encontramos estas distancias tan grandes”.
Por último, antes de marcharnos le pregunto a Raúl para cuándo las primeras sandías del año en Almería. Me dice que el agricultor más tempranero al que le metió las colmenas, situado en la zona nijareña de Los Grillos, cogerá Red Jasper hacia el 10 de abril. Rayadas sin pepitas.
Ana Rubio