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Las Universidades al servicio de las empresas, su nuevo modo de financiación: adaptarse o morir

Las Universidades al servicio de las empresas, su nuevo modo de financiación: adaptarse o morir

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A las Universidades españolas se les ha acabado el chollo en el que han vivido durante años. El dinero ya no solo es una partida venida de Europa, gestionada por cada Gobierno autonómico y redistribuida por las distintas Universidades según criterios políticos o según el elitismo de los proyectos de investigación. Ahora cada euro tiene su peso en oro y la figura del investigador que vive en su burbuja de ciencia, alejado de la realidad, está llamada a desaparecer. O el investigador hace lo que se llama transferencia de conocimiento al tejido productivo, o no tendrá presupuesto para costearse sus proyectos. Bienvenidos a la era de lo práctico.

Está conversación la mantenía hace pocos días con un doctor en Ingeniería Agrícola de una de las Universidades españolas con más docentes dedicados a la investigación agroalimentaria. Este profesor ha logrado buscarse las habichuelas gracias a su contacto diario con el mundo de las empresas; sin embargo, otros colegas suyos, anclados aún en el modelo tradicional de Universidades, están teniendo muy graves problemas para poder continuar con investigaciones iniciadas hace años. ¡Y ni que decir tiene proponer nuevos proyectos!

Todo ha cambiado. Ni la Unión Europea, ni el Estado ni las Comunidades Autónomas tienen capacidad de financiar la investigación pública. El único salvavidas posible viene del sector privado, pero ni siquiera de las empresas de modo individual, sino a través de consorcios. Por eso, se están creando asociaciones de empresas de distintos países que son las que dan el dinero a los investigadores que ellas quieren para que estudien lo que a ellas les interesa y en los plazos que ellas requieren. Ahora el que manda es el empresario y el investigador, muchas veces catedráticos de Universidad acostumbrados a dar órdenes, se tienen que plegar a sus exigencias o no tienen nada que hacer. Una cura de humildad de algún modo, en un mundo en el que cada vez lo más importante son los resultados.

Así que los proyectos del sector que están encontrando liquidez son los que tienen una aplicación más inmediata en el campo. Los que responden a los problemas actuales, y no a hipótesis a corto-medio plazo. No digo que sea ni mejor ni peor, digo que es lo que hay. Y quien no se adapte tendrá que dejar el laboratorio. Las empresas son el nuevo equipo de gobierno de las Universidades. Y las únicas que tienen dinero.

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Universities at the service of companies, their new way of funding: adapt or die

Spanish universities do not have anymore the bargain in which they have lived for years. Money is not just something coming from Europe anymore, managed by each regional government and redistributed by the various universities according to political criteria or according to the elitism of the research projects. Now every euro has its weight in gold and the figure of the researcher who lives in their bubble of science, far from reality, is destined to disappear. Or the researcher does what is called knowledge transfer to the productive tissue, or they will not have budget to pay for their projects. Welcome to the era of practicality.

I had this conversation a few days ago with a doctor in Agricultural Engineering of one of the Spanish Universities with more teachers engaged in agrifood research This professor has succeeded in making a living through his daily contact with the world of business, but other colleagues, still anchored in the traditional model of Universities, are having very serious problems to be able to continue with investigations initiated years ago. And needless to say, to propose new projects!

Everything has changed. Neither the European Union nor the State or the Autonomous Communities have the capacity to finance public research. The only possible lifesaver comes from the private sector, but not even from the companies individually, but through consortia. For that reason, they are creating business associations from different countries that are the ones which give money to the researchers that they want for them to study what interest them and on the deadlines they require. Now the boss is the entrepreneur and the researcher, many times professors used to giving orders, have to submit to his/her demands or they have nothing to do. A lesson in humility somehow, in a world in which results are more and more important.

So the projects of the sector that are finding liquidity are those that have a more immediate application in the field. Those that respond to current problems, and not to short and medium term hypothesis. I am not saying that it is better or worse, I say that it is what it is. And who does not adapt will have to leave the lab. Companies are the new government staff of the universities. And the only ones that have money. 

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Acerca del autor

El agro auténtico.es | JoseAntonioArcos

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra; licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Complutense de Madrid, con título de experto en Unión Europea. Periodista especializado en información agrícola.

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0 Comentarios

  1. Miguel Ángel Padilla Vargas

    Las afirmaciones que aparecen en el artículo (¡que no digo que sean obra del autor ni, tan siquiera, que las haga suyas!) contienen un conglomerado de falacias construido para fundamentar unas políticas que todos los que no somos accionistas de una gran multinacional estamos pagando muy caras y que en el futuro nos van a costar no un ojo de la cara sino los dos.

    De entrada dos cuestiones como aperitivo: los investigadores de las universidades españolas -las públicas, naturalmente- nunca han estado en una situación de chollo. Algunas figuras preeminentes y muy relacionadas con el sistema lo tuvieron, pero la regla general era que cada peseta tenía que ser duramente disputada y que los fondos que llegaban a los investigadores eran insuficientes para sus proyectos. La segunda es que siempre existió eso que ahora llaman transferencia del conocimiento; nunca hemos sido conscientes de ello porque las beneficiarias directas eran AT&T, Microsoft, McDonnell Douglas, Monsanto, Ford,… creo que es ocioso seguir con la lista, larga pero muy instructiva.

    Lo único nuevo es que ahora el control que las grandes empresas tienen sobre el conocimiento y su producción ya no está enmascarado tras unos sistemas políticos a los que siempre controlaron; la transferencia de recursos desde los entes públicos –¡financiados por todos nosotros, atención!- a los privados se ha acelerado hasta límites insospechados, y se hace de ellos un planteamiento al muy corto plazo: no lo hacen por responder a las necesidades inmediatas, ni para resolver los problemas actuales, sino para general beneficios ingentes y para ¡ya! –mejor millón en mano que ciento volando-.

    Y a esas ansias desmesuradas de ganancias inmediatas se sacrifica todo, incluyendo las futuras. Hay que investigar cosas “prácticas”, y se extiende la idea de que la ciencia teórica ni es práctica ni produce beneficios. Olvidamos que para que los modernos aviones volaran hubo que investigar la física de los fluidos, o que ordenadores y teléfonos móviles existen gracias a los “poco prácticos e inútiles” conocimientos adquiridos en el campo de la mecánica cuántica ¡tan alejada de la realidad diaria!

    Si… lo vamos a pagar bien caro, y no sólo nosotros sino nuestros hijos y nietos. Las generaciones futuras nos van a estar sumamente agradecidas por no haber hecho todo lo posible por evitarlo.

    Miguel Ángel Padilla Vargas

    Responder
    1. joseantonioarcos

      Gracias, Miguel Ángel, por participar en este blog tanto como lector como de una forma proactiva con tu mensaje.
      No olvides que esto es un blog, no una web, y como tal todo lo que aquí publico son mis opiniones, tan respetuosas como las tuyas, así que la denominación «falacias» no es acorde a la naturaleza de este soporte. Más bien, debieras decir que no estás de acuerdo por tal o cual motivo, pero no dar como sentado que tu argumento es más válido que el mío o el de otro lector.
      Aquí ni tú ni yo estamos «sentando cátedra» (algo por cierto muy propio de los profesores universitarios) porque hablar en esos términos te colocaría en una posición cercana a la posesión de la verdad. Yo no la tengo, ¿acaso tú sí?
      La Corona, como la Universidad y como cualquier otra institución tienen que saber aceptar las críticas. Lo políticamente correcto no lo busques en este blog. Que así sea es síntoma de salud, lo contrario es más propio de un sistema antidemocrático. ¡Viva Internet, tus opiniones y las mías!

      Responder
  2. francisco ureña (@planeta8)

    Enhorabuena por tu articulo Jose Antonio..En esencia, creo que va en la línea de lo que esta pasando y de lo que va a pasar.. Sin embargo quería puntualizar algunas cosas.

    Queda claro que la investigación no transferible al mundo real, esta cada vez fuera de lugar.. Proyectos variopintos de nombres inclasificables que no interesan ni a los que los hacen, salvo para coger alguna subvención o darse algun viaje con gastos pagados, deben quedar como triste legado del pasado.

    En este siglo, de competitividad, donde hay gente con sueldos de unos pocos euros al día (algunos por un plato de comida) y que trabajan sin subir la cabeza para cumplir unas expectativas, presionan cada vez mas la economía tal como la conocemos, y esto origina una tendencia imparable: la insostenibilidad del actual y decimonónico sistema heredado del pleistoceno.

    No hace falta ser economista, para intuir que no puede salir mas de lo que entra, en un entorno donde es imposible endeudarse. Los apalancamientos son cosa del pasado.

    Acaso van a ser Zara, Endesa, Telefónica y compañía, las que nos saquen de la situación actual con sueldos ni siquiera mileuristas? Recordemos que con el actual sistema impositivo, estamos destruyendo a las PYMEs, aquellos negocios lanzados por valientes que crean puestos de trabajo.

    Es una muerte lento pero segura, al estilo de las antiguas torturas. Quienes serán nuestros paladines? Los políticos que no saben a donde van?, los banqueros elitistas con el cierre del crédito? Sindicatos defendiendo derechos de otro siglo? La patronal mirando desde el tendido? Se acabaron las macro estructuras..

    La buena noticia es que no van a ser todo amenazas. En el caso concreto de los investigadores, pienso que ni ellos mismos son conscientes aún de las posibilidades que les ofrece el nuevo orden..El poder mandar las viejas estructuras al carajo y decidir por ellos mismos. El poder de la co-creación en línea, a tiempo real y a coste mínimo. La financiación desde las microaportaciones. No hay límites. Pero mejor que sigan en su zona de confort. Mas posibilidades para los visionarios.

    Hay nuevas metodologías que permiten concretar mercados con investigación, y que por desgracia no serán institucionalizados hasta que el listo de turno no haga un copia y pega, y se ponga una medalla.

    Estamos asistiendo a la inversión de la pirámide tradicional donde ni si quiera las empresas tradicionales tienen poder. El poder de se focaliza ahora en la democratización de las ideas. Pobres de aquellos que no lo vean o no lo quieran ver.. Las próximas generaciones verán la era de los «mausoleos» universitarios como nosotros vemos ahora las pirámides.

    Bienvenidos al nuevo mundo!!

    Responder
  3. Beatriz

    Ojo, un investigador no es un inventor. Ambas palabras se parecen pero la finalidad de estas profesiones es bien distinta. El primero se dedica a descubrir para avanzar en el conocimiento, repercuta o no en algun beneficio economico inmediato. El objetivo del segundo es ganar dinero. ¿Acaso creeis que la sociedad necesita convertir en inventores a los investigadores? Solo los necios pueden opinar algo asi.

    Responder
  4. francisco (@planeta8)

    Hola Beatriz.
    Para empezar que yo sepa no existe la profesión de inventor, aunque no estaría de mas incluirla en algun plan de estudios decimonónico. Puede haber investigadores que inventen y otros que no. Tambien puede haber inventores que investiguen y otros que no. En ambos casos, y puesto que tenemos la mala costumbre de comer y vivir en general, los dos grupos tienen que ganar dinero.

    Debe haber mucho necio suelto, porque la realidad (sea mas triste o no) es que la tendencia es a crear cosas que tenga valor, nos guste mas o nos guste menos. La buena noticia es que sólo el mercado decide que tiene valor y que no.. Los dias de rosas para la gente que no aporta nada de valor, se estan acabando. No lo digo yo. Lo dicen los presupuestos y la economía.

    Lo que no entiendo es como se esta obligando a marcharse de este pais a los que pueden crear valor… Es lo que me alucina.. Quien sacará adelante al resto? El estado? Pobres diablos..

    Responder
    1. Beatriz

      Hola Francisco,

      Saber que es lo que tiene valor y lo que no es algo que depende subjetivamente de la persona que lo evalue. Conocer para que sirve un gen determinado del genoma humano, por ejemplo, habrá mucha gente que no lo considere de valor… es una proteina que metila histonas. Esto puede ser años de investigación y dinero para quedarte simplemente en esa información. El mercado, como usted indica, no lo consideraría de valor y por tanto no financiaría ese proyecto. Ahora bien, dentro de 15 años, tal vez alguna persona tenga problemas en el funcionamiento de esta proteína y desarrolle una enfermedad. Si sólo es una persona, y sobre todo, si es del tercer mundo, el mercado tampoco considerará de valor financiar un proyecto de investigación que pretenda curar esta enfermedad. Si le preguntas a los hijos, hermanos, padres… seguro que sí consideran de valor estudiarlo. Sólo cuando sean muchas personas las afectas y especialmente de paises desarrollados, el mercado considerará de valor conocer que es lo que demonios hace ese gen que no está funcionando. Dadas estas y otras muchas injusticias, es imprescindible para la sociedad que además de financiarse la investigación aplicada (muy necesaria por supuesto), también se financie lo que los investigadores llamamos investigación básica (la que para ustedes parece que no tiene valor, porque no resulta rentable en un corto plazo de tiempo). Sin ella, la sociedad no avanza en el conocimiento. En realidad, Francisco, el que la investigación se pretenda «comercializar» en estas sociedades capitalistas en las que vivimos es simplemente consecuencia de la falta de conocimiento sobre la investigación básica que hay detras de muchas de las cosas que nos rodean. Y de esto, si que tenemos culpa los investigadores, por no hacer mucha más divulgación científica que conciencie a la sociedad de la importancia de lo que hacemos.

      Responder
      1. joseantonioarcos

        Buenas tardes, Beatriz,

        comparto tu argumento, creo que es de sentido común opinar como tú. Lo que comentas es razonable, sensato y acertado. Así que nada más puedo añadir, salvo un pequeño detalle que mencionas al final, esto es, la responsabilidad que tenéis los investigadores de haceros valer.
        Visto desde fuera, como lo veo yo, son mayoría tus colegas de profesión que viven en una especie de burbuja, solo preocupados por la funcionalidad de ese gen que describes, por seguir con el símil.
        Pero creo que es un grave error. El científico tiene que salir de ese aislamiento y explicarle a la sociedad, a la que se supone que sirve, la utilidad de su labor investigadora. Ése es el problema. Pensar que no hay que venderse, promocionarse y justificar lo que queremos investigar.
        Quizá con el nuevo escenario algunos de esos científicos aprendan a que hoy día el marketing es fundamental. Siempre lo ha sido, pero en los tiempos actuales de Aldea Global aún más.

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