
Próxima a la antigua Villa Cisneros hay prevista una desaladora y una depuradora para regar los invernaderos del antiguo Sahara español. Infraestructuras apoyadas por energía eólica y promovidas por capital europeo.
Según la asociación Mundubat son 4 las empresas de origen francés que operan y 12 los enclaves agrícolas en los que producen tomates, melones y arándanos en el área de Dakhla. En un reciente webinar de la Coag se aportó toda esta información.
También el dinero europeo está interesado en estos territorios saharauis, al sur de Agadir, no solo por cuestiones agrícolas, sino por inversiones en energías renovables, en el sector de los fosfatos y las arenas y la pesca. Hay una gran compañía española que participa en un proyecto de 8 parques eólicos y un proyecto de hidrógeno verde en el Sahara. En definitiva, un polvorín de intereses económicos, lobbies por medio, que incluso hacen pequeña la cuestión agrícola y mucho más pequeña la reivindicación de competencia desleal que denuncian los agricultores españoles y comunitarios.