
Falta agua. Un año más el arranque de campaña se ha visto en el aire en el campo de Níjar. Afortunadamente en el último minuto los responsables de la desaladora de Carboneras han aceptado las peticiones de los agricultores de no dejar fuera de servicio ahora, en septiembre, una desaladora sin la cual no es posible cultivar en el campo nijareño. La reparación de la desaladora se retrasa y comenzará a partir de noviembre.
Las obras durarán 2 años. Así que el abastecimiento hídrico está en entredicho en el Levante almeriense. Rota desde hace años la desaladora de Palomares y en breve en stand by la de Carboneras, el mensaje es que falta agua.
Algunos productores de Níjar aún no han sembrado ante lo incierto de este panorama. Y quizá lo más complicado son los cortes de agua que están sufriendo dichos regantes, con agua disponible según los días. Y los cultivos no entienden de déficit hídrico comprometiéndose su desarrollo en un momento tan delicado como el de ahora, al inicio de campaña.