
Este verano asistimos a un capítulo silencioso en la ruta que conduce al desmantelamiento de la agricultura europea, tal y como la hemos conocido en las últimas décadas. Silencioso porque si el Ejecutivo de Europa, llámese Comisión Europea, anuncia en verano un recorte en torno al 25% de la PAC justo en estas fechas vamos a estar muy distraídos para alzar la voz.
Sí es cierto que las organizaciones agrarias han protestado ante semejante recorte que dejará tirititando el presupuesto comunitario para el agro; pero los grandes medios de masas están más preocupados de hablar del tiempo que de las cosas del comer. Asunto sin trascendencia mediática para ellos.
Sin embargo, el tema es preocupante porque bajo el argumento de que no hay dinero para todo, Bruselas sacrifica presupuesto agrícola para engordar el presupuesto en defensa. Pero la pregunta que cabe hacerse es si no se pueden adelgazar otras partidas distintas a la agricultura. Al final lo de siempre, es el primer eslabón el que paga las estrategias de las altas esferas. Y una pena porque el nuevo comisario europeo, Christophe Hansen, apuntaba buenas maneras, pero Ursula von der Leyen ha dejado claro que la que manda es ella. O quien haya detrás.