Al inicio de campaña Holanda dejó un hueco en el mercado de pepino que los productores de la costa de Granada y Almería pudieron aprovechar, vía precios. Espejismo o no lo que vino después durante el otoño fue un zarpazo de dimensiones considerables. Hasta hace cuatro días (literalmente) los pepinos largos, los tipo Almería u holandeses, cotizaban a una media de entre 0,10 y 0,20 euros en origen. En destino se veían en Navidad precios en supermercados de Madrid con el cartelito de 4,5 euros. Han transcurrido casi dos semanas del nuevo año y vemos en las pizarras de las subastas algunos dígitos más cálidos, en torno a los 0,40 euros/kilo. Insuficiente, a todas luces. La campaña en esta zona de producción está ya echada, ¿o habrá tiempo para enmendarla?
Recorrí hace unos días la costa de Granada. Fincas escarpadas en las serranías desafiando a la gravedad. Un hito del hombre capaz de aprovechar hasta el último palmo de tierra yerma para convertirla en fértil. Con la ayuda del plástico. Y la temperatura bastante más agradable que en Almería, así que las plantas crecen sin control. ¡Clima benigno y a echar kilos! Pillé a estos dos amigos cargando el camión.
En la costa granadina me tropecé con muchas empresas de Almería, que tienen pequeños almacenes. La Unión, Costa de Almería, Agroponiente, Femago, Agrupaejido o Mabe. También pasé por la puerta de La Caña, Miguel García Sánchez e Hijos, empresa de la provincia vecina que hizo precisamente el viaje inverso desembarcando hace unos pocos años en el Poniente almeriense.
Vi bastante patata, algo de lechuga y cebolla, bancales venidos a menos de nísperos y nuevos huertos de mangos y aguacates. Es la costa tropical. Por eso, la chirimoya sigue copando un protagonismo especial, pese a que algunos prefieren arrancarla para poner aguacates. Yo me quedo con la chirimoya, mi fruta favorita. Lo de la pepita solo es un problema para sibaritas que reniegan de las semillas, como quienes no se comen una naranja por no tener que pelarla o por la “incomodidad” de tener después que lavarse las manos. El consumidor no siempre tiene razón, y menos cuando es un animal de ciudad. Regreso a la chirimoya, que se recoge desde septiembre hasta finales de noviembre, comienzos de diciembre. Así que me quedé sin ver los frutos de las variedades tradicionales. Las nuevas tienen más recorrido, pero con ésas no me topé.
Luego por la noche subí a la zona vieja de Salobreña. Casas encaladas y muchas pendientes. De eso no tengo fotos, pero sí un nombre. Cervecería Martín. Para ir bien acompañado. Un lugar idílico.
Buenos días, es una lastima lo que pasa con nuestras hortalizas, ahora por que los tomates tienen muy buen precio en la corrida, pero en las fiestas pasadas ruina, esperemos que remonten esos productos al alza. Saludos y buena cosecha.
Es de sabido que el pepino es el rey en verano para el tan socorrido gazpacho, ¿pero…cabría pensar en que los Holandeses nos hicieran la cama?