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La primera sandía triploide o sin semillas que se cultivó en España cumple ahora 30 años. Fue en el campo de Níjar, fue la cooperativa Coprohníjar, fue Anecoop. Hoy día bien conocida y consolidada a través de la marca Bouquet, pero hace tres décadas supuso una auténtica revolución en el sector.
La sin pepitas abrió la sandía a la exportación
“Hace 30 años teníamos sobre todo sandía negra con pepitas, así que la llegada de la sandía rayada o blanca sin pepitas fue un cambio radical, muy bien recibido por los agricultores que en apenas un par de años se fueron pasando a las nuevas sandías triploides de Anecoop”, comenta el presidente de Coprohníjar y miembro de la rectora de Anecoop, Juan Segura, durante la visita que realizábamos este pasado viernes.
La actual es una primavera atípica donde las haya, complicada y difícil; pero no hemos querido pasar por alto esta conmemoración del 30 aniversario, ya que en su día la sin pepitas supuso un cambio cualitativo sin precedentes en la sandía, impulsándola hasta convertirla en la actualidad en el segundo producto de la pizarra almeriense por superficie, solo por detrás del pimiento en hectáreas.
Pasar de una diploide (con semillas) a una triploide (sin) ha agrandado el mercado de la sandía, no solo el nacional sino y sobre todo el europeo, cuyos consumidores rápidamente han incorporado a sus hábitos de consumo una sandía sin pepitas. “Antes, hace tres décadas, era todo nacional, pero la sin semillas trajo un salto de calidad que nos ha permitido exportar y hacerlo cada vez a más países y en mayores volúmenes”, expresa Juan Segura.
Coprohníjar inició el camino de la sandía blanca sin semillas hace 30 años y hace unos 15 años introdujo las sandías minis también sin semillas. Estas últimas tienen principalmente como mercado el ecológico.
Fincas propias de Coprohníjar
Visitamos con el presidente y con el director técnico de Coprohníjar, Emilio Pérez, las fincas propias de la cooperativa nijareña donde hay alrededor de 9 hectáreas con la rayada triploide, marca Bouquet. Allí nos recibe también el encargado de la finca, Nelu Ovidiu, que nos explica que el invernadero que recorremos está blanqueado para evitar estrés hídrico y aborto de frutos. Esta parcela de las imágenes está trasplantada del 20 de febrero y será recolectada en un par de semanas.
A partir de aquí hablamos de agronomía y de lo compleja que está siendo esta temporada. “En toda mi vida nunca había visto una primavera con situaciones meteorológicas tan complicadas y con mal tiempo como la de este año”, reflexiona Segura, “pero ese espíritu del agricultor almeriense, del que tanto hablamos, hace que ante las adversidades no tire la toalla y sea capaz de sacar sus cultivos adelante como lo está haciendo. Así que esperamos que lo que queda por delante de campaña compense en kilos de algún modo lo anterior”.
Calimas, lluvias, frío y ola de calor
Calimas, lluvias, días nublados, bajas temperaturas y por último la ola de calor sufrida la semana pasada que ha provocado abortos en las actuales producciones. “Se ha juntado todo como en una tormenta perfecta”, señala el director técnico de la cooperativa, Emilio Pérez, “incluso con una incidencia de pulgón muy elevada porque se han creado resistencias a ciertas materias activas y los productores se han encontrado sin herramientas para controlar la presión de plaga”.
En este contexto se entiende que este año haya agricultores que se han decido a hacer un rebrote en la sandía, una práctica poco habitual pero que se lleva a cabo para intentar mejorar los pocos kilos obtenidos hasta ahora por metro cuadrado. “Es un número de agricultores reducido, pero llamativo en relación a otros años”, detalla Pérez.
Sobre Coprohníjar
El campo de Níjar tiene una amplia ventana de producción en sandía, incluso durante más semanas que en la comarca del Poniente almeriense. Los primeros cortes se hacen desde primeros de abril y los últimos acabando junio, aunque algunos años incluso se entra en el mes de julio.
Coprohníjar es una cooperativa con una larga tradición en sandía. Sus volúmenes habituales se sitúan en 15 millones de kilos por campaña, 60% blanca o rayada sin semillas y 40% mini; aunque algún año ha llegado a los 18 millones. En la actual campaña el volumen se reducirá significativamente por los problemas derivados del mal tiempo, antes descritos.
La sandía de Coprohníjar cubre unas 200 hectáreas de invernaderos, y a ella se dedican en torno a un centenar de productores. En conjunto la cooperativa acoge a unos 200 agricultores, unos 160 socios y el resto colaboradores. La superficie total ronda las 450 hectáreas incluyendo las producciones de sierra de los meses de verano.
Como dato anecdótico la cooperativa también lleva varios años dedicando algunas hectáreas a la producción de sandía ultrafirme, destinada al corte en industria o IV gama.
Finalizamos la visita en el almacén de la cooperativa para tomar algunas fotografías, una de ellas muy simpática del presidente con un grupo de trabajadoras del manipulado.