Desde luego que trabajar debajo del plástico, en un invernadero, es más duro que ser periodista en Bruselas, la capital de Europa, y donde se deciden las “cosas” del campo. ¿Y por qué lo digo? No para enojar a nadie, y menos a mis compañeros, sino para reflexionar un poco sobre la megaestructura que supone Bruselas y sus instituciones. Lo que algunos llaman “euroburócratas”, perdón, euroburocracia. No se enfaden. De la que, por cierto, viven muchas personas y se alimentan muchas bocas en distintas lenguas.
El periodista de Bruselas bastante tiene con asistir a las ruedas de prensa que a diario le convocan. La semana está perfectamente organizada para que al periodista no le queden ni ganas ni fuerzas de investigar nada al margen de las convocatorias del día a día. Por ejemplo, en la Comisión Europea se asiste a una rueda de prensa y acto seguido se informa a los periodistas allí presentes del resto de convocatorias que hay pendientes para lo que queda de semana. Para que nadie se despiste. El aparato mediático, informativo y también propagandístico de las instituciones europeas (Comisión, Parlamento y Consejo) es colosal. Ocurre igual que en las redacciones de los periódicos, cuando las convocatorias y ruedas de prensa marcan el ritmo informativo porque son incesantes y son también una cortina de humo para que solo haya información oficial y oficialista. Sucede del mismo modo con la información agrícola. El ‘corta-pega’ es hoy día lo más común, por desgracia. Por eso todo el mundo cuenta lo mismo sobre el campo y casi con las mismas palabras. Escuchaba ayer por la mañana un programa en la SER en el que se debatía sobre los motivos de la inexistencia hoy día de un periodismo de investigación. Entre las respuestas están las presiones políticas, las económicas, pero además la precariedad laboral de una profesión en profunda crisis.
Pero volvamos a Bélgica. Ese compañero que trabaja en Bruselas atiende a diario lo que las instituciones le programan, y cuando no hay nada programado (convocado) la información oficialista sigue brotando a través de decenas de notas que se difunden desde las propias instituciones o a través de agencias que vomitan la Biblia informativa que a cada minuto le transmiten Comisión, Parlamento y Consejo.
Menos mal que luego por la noche las penas se pueden ahogar con una buena cerveza belga en cualquiera de las muchas cervecerías que rodean la Grand Place. Porque a fin de cuentas ser informador en una ciudad como Bruselas es una suerte para quien lo es. ¿O no?
Posdata. Instantánea tomada hace solo unos días minutos antes del inicio de una rueda de prensa en la Comisión Europea (Bruselas).
que bueno y que huevos, estoy con un amigo periodista hablando de esto justamente ! totlmente de acuerdo!
Envoyé de mon iPhone Eric Vidal 0032473756413
el mejor papel que he leido en anios. merece una carta blanca en el pais, der spiegel, times etc…
Envoyé de mon iPhone Eric Vidal 0032473756413