El futuro más allá del ‘residuo cero’

Hace pocos días en el Palacio de Congresos de Granada el Rey Felipe VI hacía entrega del Premio Nacional de Innovación, en la categoría de pyme, con la que se reconoce a la empresa española más innovadora. Dicho reconocimiento no era para una farmacéutica, ni para una tecnológica ni para una compañía del sector de la automoción, sino que recaía en una empresa de la agricultura, como es Seipasa. Hemos querido conversar con su CEO, Pedro Peleato, para que nos cuente en primera persona cómo el sector agrícola se ha colado en una esfera hasta ahora vinculada a empresas de otros sectores.

“No esperábamos recibir este premio, pero nos honra porque con él se reconoce no solo a nuestra empresa, sino a toda la agricultura. Es una forma de dar valor al trabajo de los agricultores y al de las empresas del sector. Estamos muy orgullosos”, comenta Pedro Peleato, “este premio nos sitúa en el mapa de la Innovación en España”.

Empresa creadora del concepto ‘residuo cero’

Seipasa es la empresa que acuñó en 2004 el concepto del ‘residuo cero’, actualmente generalizado en todo el sector, pero que en aquel momento supuso un cambio disruptivo que ha llegado hasta nuestros días vertebrando un nuevo modo de entender la agricultura.

Bioinsecticidas, biofungicidas o bioestimulantes son sinónimos de Seipasa. Hoy día un carro de futuro al que se han subido muchas compañías, pero que tenía su primer engranaje en esta empresa asentada en la localidad valenciana de la Alcudia.

Sobre los orígenes

Pedro Peleato es hijo de agricultores aragoneses, que cultivaban en extensivo. Nativo de Tardienta, una pequeña localidad de Huesca. Allí empezó su relación con el terruño y también su amor a la tierra y a la ganadería.

Conoció las distintas labores agrícolas, entre ellas la venta de fertilizantes, semillas y otros insumos en un almacén. Fueron sus primeros años. Más tarde viajó a Italia para buscar nuevos productos y así su visión y campo de acción fue creciendo. Los viajes a otros países, entre ellos también a China, le ayudaron cada vez más a ampliar su mirada y perspectiva. Pero sin lugar a dudas fue su visita a Cuba y su relación con la Universidad de la Habana la que supuso un punto de inflexión, decisivo.

“Los huertos urbanos salían adelante sin químicos. Era Cuba. Allí no llegaba nada y habían conseguido sacar adelante los cultivos frente a las virosis y los patógenos. Empleaban los beneficiosos para defender el cultivo de pimiento. Era el año 2001”, recuerda Pedro Peleato, “así que pensé en la forma de trasladarlo y escalarlo, no solo para la autogestión como hacían los cubanos, sino para obtención y escalado de formulados”.

Seipasa, que había nacido varios años antes en 1998, estaba iniciando el camino de lo que pocos años después sería el bautismo del ‘residuo cero’. “Un gran cambio de paradigma. En la actualidad nos sentimos orgullosos de que otras empresas hayan seguido también este camino que abrimos en aquel entonces”, señala Pedro.

Recordando las primeras obtenciones, Peleato hace memoria de una cepa de bacillus y de un extracto botánico con piretrinas. Desde entonces hasta el presente el catálogo de Seipasa ha ido ampliándose, fruto del trabajo constante de equipos multidisciplinares de I+D.

El futuro

La senda del ‘residuo cero’ que abrió en 2004 Seipasa se ha ido enriqueciendo en el léxico y en el lenguaje en los últimos tiempos con otros conceptos instaurados dentro del sector como el ‘sin residuos’ o la ‘agricultura natural’, sinónimos en cualquier caso de una agricultura de presente y futuro que entronca con las demandas de los supermercados y a su vez con la política dictada desde la Unión Europea, bajo el epígrafe ‘De la granja a la mesa’.

“El futuro pasa por una agricultura de ‘residuo cero’. Para ese objetivo es necesaria mantener la voluntad de cambio y también la formación”, corrobora el CEO de Seipasa.

La tecnología natural que promueve esta empresa valenciana se sirve para la obtención de bioestimulantes y biopesticidas de los extractos botánicos y de los microorganismos (hongos, bacterias, etc), y de los minerales para el portfolio de fertilizantes.

Finalizamos nuestra entrevista con Pedro Peleato con una reflexión sobre el marco regulatorio: “Es necesario agilizarlo para poder cumplir con los objetivos ‘De la granja a la mesa’ y que los productores puedan contar con las herramientas necesarias”.

A modo ilustrativo, si en la Unión Europea el registro de un nuevo producto – en un marco normativo rígido para las empresas – puede llevar entre 10 y 12 años y suponer un coste de entre 5 y 8 millones de euros, cifras orientativas; en cambio en Estados Unidos pueden ser 3 años y 1 millón de dólares – marco normativo mucho más ágil y dinámico -.