El titular me lo daba hace unos días Fran Martín, director técnico de Nostoc Biotech, durante la visita que hacíamos en San Agustín (El Ejido, Almería) a un agricultor que ha navegado en los últimos años desde ese control biológico aéreo – caracterizado por sueltas de auxiliares para combatir plagas en la parte visible de las plantas – a ese otro control también biológico centrado en otros microorganismos (hongos y bacterias, principalmente) que habitan esa parte no visible que hay en el subsuelo.
Francisco González es productor de pimiento, desde hace 8 años está en el ecológico por convicción, y desde 2017 empezó a probar el catálogo de Nostoc, basado en el humus de lombriz que favorece la instalación de los microorganismos beneficiosos del suelo.
Creo que ahora se entiende el lema ‘De agricultor biológico a microbiológico’. Doctorado a pie de invernadero ampliamente en la materia.
González nos explica que a los 20 días del trasplante empieza con el humus líquido por vía riego con BioNPK, que son bacterias fijadoras de nitrógeno y solubilizadoras de potasio y fósforo. A los 40 días vuelve a hacer otro tratamiento y así durante todo el ciclo.
Según las necesidades del cultivo en cada momento se refuerza con nitrógeno o con potasio. Así, Nostoc dispone del BioN y del BioK, por ejemplo. A este punto dedicamos un buen rato mientras recorremos varios invernaderos porque para un ecológico como Francisco el nitrógeno es un tema de especial interés. En BioN, como fijador de nitrógeno, las bacterias transforman el nitrógeno de la atmósfera en nitrógeno asimilable para la planta.
El responsable técnico de Nostoc me explica el concepto de fijar y dar nitrógeno a la planta, no acumular. Es un intercambio entre ambas partes, ya que la bacteria aporta nitrógeno y la planta a su vez le aporta azúcares y gases necesarios.
Ese BioN se complementa con el BioP, bacterias que solubilizan fósforo, y el BioK, potasio. Cuando llega el frío son necesarias para favorecer la floración y el engorde de los frutos.
Pero el programa de Nostoc, que Francisco implementa en su finca es mucho más amplio, ya que también utiliza otras comunidades de microorganismos para prevenir pudriciones, ataques de ceniza y un largo etcétera. Son microorganismos que protegen el suelo y al mismo tiempo activan las autodefensas de las plantas.
Circundamos las lindes del invernadero para encontrarnos todos esos setos que desde hace años se recomiendan en los perímetros para favorecer la biodiversidad y el control biológico por conservación. Romero, esparto, clavel de mar, margarita playera o salvia, entre otras muchas especies.
Luego dentro en la finca observamos lobularia, cada pocos metros un búnker que le sirve a este agricultor para alimentar a los auxiliares con polen, principalmente. También vemos cebada para pulgón con el que alimentar al aphidius.
Acabamos la visita penetrando en los líneos, entre las hojas encontramos una abundante población de sírfidos y otros insectos.