Pepe Garnica es un joven agricultor de 34 años que lleva pisando el invernadero desde adolescente. Con los años ha ido buscando su hueco, su espacio y lo ha encontrado en los cultivos de verano. Lleva con ellos una década y concretamente los últimos cinco años con berenjenas. Luego cuando llega el frío rota a un calabacín de invierno. Así va haciendo sus campañas. Comercializa con Naturinda, empresa que trabaja todo el año con berenjena, los doce meses.
Visitamos la finca de este productor almeriense, situada en la parte sur de San Agustín, muy próxima al paraje de Punta Entinas. Lo hacemos en vehículos separados, guardando las distancias, sin contactos físicos y con mascarillas que no nos quitamos en ningún momento. Hay que acostumbrarse a hablar con la mascarilla y a seguir trabajando y viviendo con estas nuevas circunstancias.
Me acompañan Jordi Montoro, comercial de Naturinda, y dos técnicos de la comercializadora, como son Miguel Ángel Calvo y Diana Mañas, ésta última recién incorporada al equipo técnico de la empresa del We love Vegetables!
Brisa y ubicación de la finca
A los pocos minutos de conversar con el agricultor comprendo cómo puede atravesar el cultivo de berenjena meses difíciles como julio y agosto. Recorremos diferentes pasillos para entrar en varios invernaderos y en todo momento corre esa brisa que nos llega del mar y que no deja de acompañarnos. Fundamental. Pepe Garnica me explica que sin esa brisa – que favorece una temperatura más suave, que es más propicia para la humedad y la ventilación que requiere el cultivo – le sería más complicado. Tendría que cambiar el manejo. Por fortuna para el agricultor la ubicación de la explotación y su experiencia en el cultivo le han convertido en un especialista.
En la conversación que mantenemos los cinco mientras recorremos los diferentes sectores voy comprendiendo algunos factores determinantes del cultivo de berenjena en verano en invernaderos de Almería. Un factor limitante son las altas temperaturas, por encima de 36º (tope 38 grados) la planta sufre problemas de estrés, aborta, los frutos pierden el negro azabache característico y les surgen otras tonalidades. En definitiva se pierde calidad cuando no se controla la temperatura.
Lo ideal, me comentan, es una temperatura que esté en el rango de 15º-30º. Y para evitar que la planta se estrese Pepe lo compensa con nebulización. En uno de los invernaderos la pone en funcionamiento para que observemos cómo cambia el ambiente en apenas unos minutos. El circuito de nebulización comprende el pasillo y los líneos, incluso la hay en una de las caras del invernadero que dan al exterior. Garnica la tiene programada para que el sistema salte cuando la humedad baja del 48%. Añade el productor que es en los días de viento de Levante, más cálido que Poniente, cuando más emplea la nebulización.
El encalado es también otra herramienta con la que juega en verano, pero como a su vez la berenjena demanda luz para su desarrollo, este agricultor ejidense juega con el blanqueo, limitándolo para que no suponga un problema de falta de luz. Pepe tiene su propio manejo y librillo de buen agricultor, resultado de la experiencia de cinco años con berenjenas de verano.
Durante el verano los técnicos de Naturinda van haciendo seguimiento de los cultivos de sus agricultores, al mismo tiempo que el equipo comercial. Jordi Montoro me explica que la berenjena de verano se reparte, casi a partes iguales, entre el mercado nacional y la exportación a Francia.
La empresa, asentada en el Parque Empresarial de La Mojonera, ha conseguido cerrar un ciclo de berenjena almeriense de doce meses.
La berenjena de Pepe Garnica se envasa directamente en campo.
La berenjena de este productor está trasplantada del 20 de mayo. En San Juan es cuando empieza con la recolección. El cultivo lo mantendrá hasta el 5-10 de noviembre, antes de que se venga abajo con el frío. Pondrá después calabacín que lo llevará hasta finales de abril.