El control biológico ha entrado en el semillero para no marcharse. El Plantel ha implantado el concepto de producción integrada en todos sus centros, y no solo en sus invernaderos de ecológico sino también en los de convencional. Sus semilleros están con lucha integrada todo el año. Un ejemplo son sus instalaciones de El Ejido, inauguradas hace un par de campañas y que ahora una vez concluida la campaña de injertos de sandía está siendo repoblada con el último enemigo natural desarrollado por Biosur, el Macrocheles rubustulus (marca comercial TRIP-SOIL).
“El trips es el mayor enemigo que puede tener un semillero, y las herramientas que estamos empleando, entre ellas el TRIP-SOIL, nos están permitiendo mantener el semillero limpio de trips”, comentaba ayer Indalecio Rueda, responsable técnico de El Plantel en la zona de Levante.
Entre dichas herramientas están los adhesivos (amarillos, azules y negros), como se observa en algunas de las imágenes, las trampas de luz, las feromonas de confusión sexual, las dobles puertas, sueltas de insectos o las islas para fauna auxiliar, según describía Manuel Cremades, director técnico en El Plantel.
Este modelo trabajo en el que el semillero se convierte en el primer estadio del control biológico – posteriormente tendrá continuidad en la finca del agricultor, como todos sabemos – es la alternativa a la lucha química, cuya efectividad ha ido reduciéndose por la aparición de resistencias. “Esta forma de trabajar en el semillero, en la que se elimina todo rastro de residuos, favorece después la instalación de auxiliares en el invernadero”, explicaba José Luis González, director de desarrollo de Biosur.
“La plántula se sirve más sana y el agricultor se lleva también Macrocheles en las bandejas”, añadía Indalecio Rueda.
Y es que este bicho para control de trips de Biosur se puede soltar tanto en el suelo del semillero, como sobre las bandejas. Por eso cuando el agricultor retira su planta lo hace también con un inesperado regalo extra, es decir, con población de este enemigo natural.
Otra técnica de Biosur que visitaba ayer el centro de El Plantel en El Ejido era Sara Zapata, que se refería así al nuevo ácaro depredador: “Se hacen sueltas en el semillero con carácter preventivo y también curativo”, comentaba, “y según los agricultores van retirando sus pedidos, se va reforzando el semillero nuevamente con nuevas sueltas para tener controlado el trips”.
En realidad el semillero se convierte en un ecosistema siempre vivo. Además de Macrocheles, también se echan otros insectos desde nesidiocoris, swirskii o orius, entre otros y dependiendo del centro.
Adiós a la campaña de injertos de sandía
Precisamente ayer se hacían los últimos injertos de sandía de este año. En el taller en el que se realiza esta minuciosa labor se hacían los últimos cortes para atender pedidos de la zona de La Mancha.
Acompañados por Fernando del Rosal, encargado del centro de El Plantel en El Ejido, accedimos posteriormente al área de cooling donde el injerto se agarra durante una semana.
Pudimos fotografiar las últimas sandías del año, las que nos comeremos posiblemente en la frontera entre el final del verano y el inicio del otoño.
Por cierto, nos comentaron que El Plantel ya ha tenido pedidos de sandía de las Canarias.