Ana y las nubes en Salou. Sería un buen título para un libro. La costa catalana es prodiga en el mundo de la literatura hispana, ahí está “Tardes con Teresa” con Juan Marsé, que retrata algunos enclaves singulares de la costa, como Blanes, y dibuja un ambiente ficticio con toques de realismo deseado. Ana y yo, en este caso, como bien sabéis viajamos para retratar la España agrícola, pero también hay tiempo para descubrir esos otros espacios, como ocurre en este post.
Dejando atrás Cambrils recorremos en coche unos pocos kilómetros hasta alcanzar Salou, muy cerca de la capital tarraconense. Para algunos capital de la Costa Dorada, para otros un paradigma del turismo de “sol y playa” y para otros sencillamente un bonito lugar en el que reposar durante algunos días bajo la promesa de atardeceres mediterráneos y largos paseos por sus playas y sus calas.
Playa de Salou, Playa de Los Capellanes, la cala Llenguadets o la Playa Larga de Salou. Agua, sal, arena blanca y cuando sea posible una refrescante Estrella Damm. En el chiringuito de los Capellanes, es posible.
Todo lo demás está escrito en las imágenes. A veces las fotografías llevan impregnadas algunos fotogramas que describen un lenguaje invisible. Las palabras que están, pero que no se teclean. Una sonrisa, un sorbo de felicidad, un regazo de viento que preludia un abrazo furibundo, como la brisa del mar que bañada por la sal anuncia la buena dicha.
Ana y las nubes en Salou. Entre calas y playas.
Seguimos en Cataluña, provincia de Tarragona. Siguiente parada, provincia de Barcelona.