Actividad bonita donde las haya la que hemos vivido esta semana en la Sierra de Gádor. Nos invitaba Salvador, socio del almacén de suministros Lupión y Rodríguez, para participar en una reforestación organizada por el colegio Federico García Lorca de Vícar e impulsada por el biólogo Alberto Urea. Visitábamos un espacio de monte público cedido por Medio Ambiente para que los escolares pudiesen plantar más de un centenar de árboles en la almeriense Sierra de Gádor con el apoyo de distintas entidades del sector agrícola, como la cooperativa Vicasol, la comunidad de regantes Sol y Arena y la empresa de insumos Lupión y Rodríguez.
Una actividad transversal, ya que se conjugaba la concienciación medioambiental de aquellos que heredarán el terruño con la puesta en valor de una iniciativa crucial para el campo almeriense, ya que se calcula que una repoblación de la Sierra de Gádor – actualmente solo el 15% es masa forestal – supondría el equivalente a disponer de una desaladora para la agricultura de invernadero que vive en sus faldas, pero a un coste infinitamente menor desde el punto de vista económico y de impacto medioambiental.
Grosso modo, la reforestación de unas 40.000 hectáreas de la Sierra de Gádor se traducirían en 15 hectómetros extras para recargar un acuífero deficitario como el del Poniente. El coste de esa reforestación sería inferior a los 9 millones de euros, muy por debajo de la inversión de cualquier desaladora con una capacidad similar.
Los escolares del CEIP García Lorca de Vícar, alumnos de 5º y 6º de 10 y 11 años, y de 2º de la ESO, 13 y 14 años, repoblaban con pino carrasco, algarrobo y acebuche una pequeña zona con vistas al ‘mar de plástico’, una acción simbólica para despertar conciencias. De hecho este colegio recibía el pasado año el Premio Semilla, dentro del programa Aldea de la Junta de Andalucía por un documental titulado “20 razones para plantar un árbol”.
Maestras como Antonia López o el director del cole, Antonio Oliver, explicaban que estos mismos alumnos participarán en las jornadas de la Tierra, que se celebrarán en horario de tarde del 8 al 12 de abril en la Universidad de Almería impartiendo una charla a los universitarios sobre la actividad de reforestación realizada esta semana.
Veinte razones y otras muchas más para plantar un árbol con el que evitar las escorrentías, los efectos negativos de posibles riadas sobre zonas vulnerables como Aguadulce o Santa María del Águila, o facilitar la recarga del acuífero gracias a la retención del agua de lluvia de la masa boscosa versus su salida al mar. Son algunos de los argumentos defendidos por el biólogo Alberto Urea que confía en que esta pequeña actividad sirva para movilizar otras acciones similares a partir de ahora con un efecto semejante al de un dominó.
La zeolita, mineral de origen volcánico
Para facilitar que estos árboles no sean flor de un día los escolares emplearon en la reforestación celtonita, la marca de la zeolita que comercializa Lupión y Rodríguez. Este mineral de origen volcánico tiene entre sus características la capacidad de reservorio de agua para la planta, de modo que consigue acumular agua y garantizar la supervivencia en las condiciones más adversas, incluso con bajos índices de pluviometría.
La celtonita puede absorber hasta un 40% de su peso en agua (pinchar aquí para leer otros artículos sobre celtonita).
Finalmente los alumnos de este colegio completaron la actividad arrojando alrededor de 400 bolas de semillas. Bolas revestidas de arcilla y turba y con semillas de algarrobo, otros arbustos y leguminosas para favorecer la germinación y fijar nitrógeno. Una acción de los más pequeños que es una invitación a los más mayores.
Brillante iniciativa, con gran valor educador para nuestros jóvenes y mayores. Gracias por ello.