Antes de despedirnos del agro gallego hemos querido conocer al mayor productor de lechuga de la región, al tocayo José Antonio Fernández que aparece retratado por Ana en compañía de su hijo, Martín Fernández en una finca próxima al río Barcés. Es María Canle, técnica de CultiAgro, quien nos conduce hasta el municipio de Carral – a 17 kilómetros de La Coruña – para conocer a esta familia.
La empresa de José Antonio se denomina Hortícola Carral y compatibiliza la producción de hoja al aire libre con la protegida en invernadero. De este modo consigue producir y suministrar lechuga a sus clientes durante los doce meses del año.
José Antonio es especialista en este cultivo, sumando 20 años como productor de lechuga. Me comenta que realiza siembras semanales de manera escalonada para no agolpar la producción. Hortícola Carral aglutina seis hectáreas al aire libre y tres invernadas.
El ciclo productivo cambia dependiendo de la estación del año. En verano la lechuga necesita 30 días si es al aire libre y unos 45 días bajo abrigo; mientras que en invierno sería un ciclo de entre 45 y 60 días en invernadero.
La genuina patata gallega
Tras despedirnos de José Antonio y Martín nos dirigimos casi 50 kilómetros más hacia el oeste de la provincia de La Coruña hasta llegar a Coristanco. Allí nos recibe Juan García, productor de patata y un entusiasta de este tubérculo.
Juan nos lleva por múltiples parajes para conocer pequeñas plantaciones de patata. Según nos explica en las áreas de interior la recogida va desde agosto hasta mediados de octubre, mientras que en las partes más próximas a la costa la patata se pone en enero y se recoge en mayo.
En Galicia se contabilizan distintas zonas productoras, como Orense (aúna patata para industria y para fresco) con un sistema más intensivo, con regadío y con mayores rendimientos. También está la zona de Bergantiños, en La Coruña, que es donde nos encontramos y que representa en torno a las 450 hectáreas. Aquí la patata blanca es de secano, no de regadío, una patata que – según García – concentra más el azúcar y que se destina para consumo en fresco, no para industria.
Se trata de un modelo de pequeños agricultores, pero que ajustan muy bien sus números para hacer rentable la actividad. Además la patata de Galicia goza de una IGP, garantía de calidad y que redunda positivamente en sus productores. Así que estamos ante una patata apreciada y demandada. Precios que pueden situarse alrededor de los 0,50 euros/kilo y unos rendimientos por hectárea que pueden rondar los 20.000 kilos. Restados ingresos y gastos se obtendrían unos 6.000 euros netos por hectárea. Son alrededor de medio centenar de profesionales los que se dedican en Bergantiños a la actividad de la patata. Reseñable además que la patata de esta comarca se recoge de manera manual.
Por otro lado, Juan García es presidente de la Asociación Rural Galega, ubicada en Carballo, y muy activa en defensa de los intereses del productor. Alrededor de 800 agricultores la engrosan en la actualidad.
Antes de despedirnos este genuino productor nos habla de diversos proyectos, como la venta online. Os dejo su web para que podáis adentraros un poquito más a fondo en el universo de la patata gallega: https://casadatulla.com/