Estas dos últimas semanas cuesta trabajo escribir, sobre todo, si se está pendiente de las noticias. Hemos metido en nuestra web más notas y comunicados de prensa de lo que hacemos habitualmente. El principal motivo es el drama que está viviendo Almería tras la desaparición y muerte de Gabriel. A los que somos papás se nos junta un nudo en la garganta que hace irrespirable el paso de los minutos. Y supongo que los que no sois papás sufriréis un drama de efectos similares.
No sabía si escribir o no sobre lo ocurrido, sobre todo por respeto y porque tengo las teclas partidas en el teclado. Por el dolor.
Al final me he decidido a escribir unas líneas tras escuchar varias veces a lo largo del día las declaraciones de la mamá. Patricia, en un ejemplo de fortaleza de espíritu encomiable y elogiable, ha explicado que no hay que dejarse llevar por el odio ni por la sed de venganza porque su peque, Gabriel, no lo merece. Sabias y profundas palabras que me han emocionado en distintos momentos a lo largo de este lunes. El mal lo alimenta el mal, pero el amor solo se puede alimentar de amor. Y durante estas dos semanas Almería se ha llenado de una gran ola de amor y confraternidad que no debe desaparecer sustituida por sentimientos innobles y sedientos de echar fuego a la hoguera de lo malo.
La justicia es divina. Eso pensamos los creyentes, así que no hay que dejarse llevar por arrebatos que son impropios de la buena gente, sobre todo cuando la madre pide lo contrario. Serenidad.
Centenares de personas estos días atrás, quiero decir miles, mejor dicho millones de ellas han alimentado una ola inmensa de solidaridad y compasión entre corazones venidos de toda España con un propósito noble. No dejemos caer la ola ni echarla por tierra. Seamos mejores personas. En el día a día y a partir de ahora aún más. De ese modo la memoria de Gabriel será la de un pescaito angelical que ha despertado en mucha gente lo mejor de ellos mismos. No lo estropeemos y demos un pasito para hacer de este mundo un lugar mejor.
Que sus padres, Patricia y Ángel, no decaigan en el duro camino que tendrán que recorrer a partir de ahora. Nunca han estado solos ni lo estarán.
Gabriel Cruz D.E.P.