Ocho eventos en cinco días. Después de una semana de maratón en Murcia (jornadas de melón y sandía de Gautier, Seminis, Fitó, Syngenta, HM Clause, Nunhems, Rijk Zwaan y Hazera) había que proseguir rumbo hacia Andalucía, pero no hacia Almería sino hacia la costa de Granada. Tras el último de los eventos, el de sandía de Hazera en Lorca, subíamos al coche rumbo a Castell de Ferro, donde Semilleros El Plantel celebraba este viernes por la noche su XX Aniversario con una gran familia de unos 400 agricultores.
El acto se desarrollaba al aire libre, ya que la noche acompañaba, incluso la luna (a punto de completar su ciclo) y la brisa de un mar no muy lejano hacían la velada casi perfecta. El Plantel conmemoraba su segunda década de vida, acompañada de Agroquímicos Céspedes y Alhóndiga La Unión.
Quise charlar un rato con el director general de la empresa, Manuel Escudero, para que me contase cómo fueron los inicios de un semillero que ha ido creciendo con los años. Difíciles, como el comienzo de cualquier actividad, en unos primeros años en los que apenas se contabilizaban dos hectáreas en La Mojonera (Almería). El primer cliente fue Juan Miras Monedero. “Nunca lo olvidaré”, expresaba con una sonrisa y con un tono entrañable Manuel Escudero recordando con mucho cariño al primer agricultor.
Más adelante con la llegada de Manuel Cremades, como director técnico, el semillero afianzó su plan de crecimiento. El segundo centro se abrió en 2002 en San Agustín, en 2007 en Dalías, en 2010 en Níjar, en 2013 en Vícar y en 2015 en Llanos del Caudillo (Ciudad Real, La Mancha).
Durante todos estos años el crecimiento de Semilleros El Plantel ha corrido paralelo a la profesionalización de la actividad del segmento de los semilleros. “Calidad y servicio, así se define El Plantel”, añadía Manuel Escudero.
A la apertura de los centros antes nombrados han sucedido diferentes ampliaciones en la mayor parte de ellos, la última es la del centro situado en el campo de Níjar que ha crecido hasta las 8 hectáreas, 2,5 ha. de ellas destinadas al ecológico. Un semillero nijareño que ha sido dotado de los últimos equipamientos para mejorar las condiciones de humedad, temperatura y luz de las plántulas.
En cuanto a la costa de Granada, El Plantel suma agricultores desde hace catorce años y desde hace siete campañas celebra un evento de convivencia con ellos, como el desarrollado este pasado viernes por la noche. Agricultores que van creciendo en número campaña tras campaña. La mayoría de ellos son clientes de pepino e injerto de pepino, y en menor medida de tomate y sandía.
Precisamente en injertos de sandía El Plantel ha cerrado la actual campaña con cifras récord, superando los 16 millones. Estos injertos no solo se han realizado en los centros de producción almerienses, sino también en el manchego de Llanos del Caudillo, donde se hace planta de melón, injertos de sandía y cebolla. Unos injertos que son demandados en toda la provincia de Almería, en las provincias de Andalucía Occidental y Portugal, y en La Mancha, mayoritariamente.
Agroquímicos Céspedes
En este evento también pude conversar con la familia de Agroquímicos Céspedes, una empresa de suministros creada en 1946 y que ya transita por su tercera generación. Manuel Céspedes, padre e hijo, me estuvieron narrando algunos de los muchos episodios de una empresa que atesora 69 años de historia y experiencia y que ha vivido muy de cerca la eclosión y desarrollo de la agricultura intensiva bajo plástico.
Hace justo una semana Agroquímicos Céspedes inauguraba en Berja su último almacén de suministros, que se suma a los almerienses de Adra y El Ejido y a los granadinos de Castell de Ferro y Calahonda.
Historias con acento granadino
Una velada como la de El Plantel es propicia para conversar con muchos agricultores y profesionales del campo. El bueno de Ismael, un agricultor de Castell miembro de Agricultura Viva en Acción al que Ana y yo conocímos hace dos años y que es muy activo en redes sociales, nos presentó a sus tíos José y Eduardo Fernández.
José me contó una de esas historias merecedoras de grabadora y taquígrafo. Interesante donde las haya, ya que fueron constructores de buena parte del mar de plástico de la costa granadina. Pero no solo en esta zona productora, sino también en la región murciana. Entre 1975 y 1976 trabajaron en el campo de Cartagena y en la alicantina Pilar de la Horadada. “Cambiando plásticos, haciendo invernaderos y luego montándolos en la costa de Granada”, recordaba José.
Pero haciendo memoria, José también me habló de las Canarias y de los invernaderos que levantaron en Tenerife entre 1977 y 1978. Cuatro décadas hace ya. Hoy día José cambió de sector, su constructora de invernaderos – Inver Castell – cesó en la actividad y en la actualidad es un feliz agricultor de Castell de Ferro.
Una velada entre agricultores da pie también a comentar el final de campaña, el balance de la misma y los cultivos de verano. Y es que en esta zona productora desde hace años también hay producciones en los meses de más calor, de pimiento dulce italiano y de tomate, tipologías como el cherry o variedades achocolatadas. Y en cuanto a la campaña de invierno el personal comentaba que había sido buena, a diferencia de las de los últimos años. Un respiro para el pepino de la costa de Granada antes de coger fuerzas para afrontar el próximo ejercicio.