Es junto al Ciclón de Zaragoza y al pasaje Gutiérrez de Valladolid el único ejemplo de galería modernista inspirada en las de estilo italiano. El pasaje de Lodares es un escenario de arquitectura fuera del tiempo para recorrer despacio, con una cadencia pausada, acompañada de largos descansos en los detalles de los pórticos y en sus figuras alegóricas antes de hacer una parada entre las columnas renacentistas que cobijan elegantes teterías y cafés.
‘El Elefante de Jade’ es una de esas opciones en las que probar un té negro o uno azul, un poco más atrevido, en un ambiente singular, mientras los viandantes albaceteños recorren el pasaje en un día cualquiera.
Si ese día cualquiera es en primavera, el paseo hay que continuarlo por el céntrico parque de Abelardo Sánchez, que con sus más de 12 hectáreas es el mayor parque urbano de Castilla-La Mancha. Posee dos grandes paseos arbolados en cuyos bancos se invita al viajero a tomar asiento para disfrutar de un escenario natural en el que las plataneras bordean el camino, acompañadas de altos pinares, algunos castaños de Indias, cipreses, saucos o higueras. Pero lo mejor es observar en silencio el paseo de los vecinos, saciados de tranquilidad, pese a vivir en la ciudad más populosa de la región manchega.
Pero el verdadero epicentro de Albacete se sitúa en la plaza Altozano, desde la cual se redirigen en diferentes direcciones las principales arterias de la capital albaceteña. En esta plaza hay hoteles emblemáticos, edificios señoriales, algunos de ellos pertenecientes a instituciones y Administraciones públicas.
Después de atravesar sus jardines en pocos minutos podemos arribar al Museo de la Cuchillería, ya que Albacete es conocida mundialmente por la fabricación de navajas. Dicho museo se ubica en la Casa de Hortelano – un palacete de principios del XX – en la plaza de la Catedral donde también se asienta el ayuntamiento de Albacete.
Y en la Catedral de San Juan Bautista, con un exterior de estilo neorrománico y neogótico y declarado monumento de interés cultural, nos detenemos antes de marcharnos. Su interior fue lo último que vimos antes de decir adiós a la ciudad.
A casi 80 kilómetros de Albacete, en el sureste de la provincia, se sitúa la segunda población más importante, la de Hellín. En la imagen la céntrica Plaza de la Iglesia, en pleno casco antiguo donde se encuentra el Ayuntamiento, la Casa del Conde y la Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción. Sin embargo, el patrimonio más sobresaliente que posee Hellín se asienta en los yacimientos con arte rupestre prehistórico de Minateda y sus alrededores. Pero será capítulo de alguna otra escapada viajera.