¿Cuántos de los que están leyendo esto sabían que recientemente 11.000 escolares alemanes han sido contaminados en los comedores de sus colegios por consumir fresas importadas de China?
La alerta alimentaria estalló después de que los comedores ofrecieran 44 toneladas de fresas congeladas procedentes de China y contaminadas por un virus. El suceso no pasó de vómitos y diarreas, pero el número de afectados es incuestionable: 11.000 afectados.
¿Dónde está ahora la misma senadora de Hamburgo que puso el grito en el cielo cuando acusó a los agricultores españoles, concretamente a los almerienses, de ser los causantes de un brote de E.Coli que conmocionó a toda Europa durante más de un mes?
La vara de medir da miedo. Es preocupante y da que pensar.
Más tarde se supo que el origen era la soja que Alemania importaba de Egipto. Pero poco más se supo. Quizá porque no interesaba.
En cualquier caso, de telón de fondo y muy en la línea de los amantes de la conspiración y de los «expedientes X», está el argumento defendido por algunos de que detrás de todo esto se mueve el cruce de intereses de los distintos lobbys de presión. Y esos lobbys son sinónimo de dinero y como el mundo lo mueve el dinero, ¿por qué no iba a ser interesante silenciar la alerta sanitaria de las fresas chinas y magnificar el engaño de los pepinos españoles?
Posdata. Sobre la imagen un grupo de empresarios chinos que estuvieron hace unos meses en Almería copiando el modelo agrícola. Bien pertrechados de cámaras fotográficas de última generación retrataron hasta el más mínimo detalle de los invernaderos almerienses.
Si les gusto mucho nuestro modelo de produccion,por ser un modelo barato frente al holandes que decian que era muy caro