José Manuel Manzano cultiva berenjenas en su invernadero de El Ejido, pero también caracoles. Es delegado en Almería de ACHA, la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía. José Antonio González es agricultor de pepino en la granadina Carchuna, tiene 11.000 metros cuadrados, 700 de ellos para caracoles. Es vocal de ACHA. Y Daniel Álvarez, vicepresidente de la asociación, que en Albodón (Granada) junto a sus almendros, higos secos y buen vino, también dispone de 600 metros para la cría comercial de caracoles.
ACHA; la escuela agraria de Aguadulce, EFA Campomar; y el Centro Tecnológico Tecnova celebraban en el tecnoparque PITA recientemente una jornada dirigida a captar el interés de posibles nuevos criadores de esta disciplina. Los alumnos de Campomar expusieron sus trabajos (al igual que el año anterior lo hicieron con la cría de tilapia) para concluir que es un segmento atractivo, rentable y con recorrido; mientras que los miembros de ACHA expusieron sus testimonios. Ejemplos vivos de que se puede complementar el cultivo de hortalizas y otros agrícolas con el de caracoles.
Un sector sin explotar
El mercado de consumidores español importa al año 14.000 toneladas de caracoles, mientras que produce tan solo 850 toneladas. De ello se deduce que oferta y demanda no están a la par, con lo cual hay terreno para que proliferen nuevos productores.
En España hay reglamentadas 540 granjas de caracoles, 170 están en Andalucía. “Es constatable la calidad del caracol que críamos en España, de hecho de las 850 toneladas que producimos, 250 de ellas van a la exportación, ya que el caracol español es muy apreciado fuera”, comenta Daniel Álvarez.
Ese caracol de calidad es Helix Aspersa, a diferencia del caracol que se importa de Marruecos que es silvestre y compite por precio. En el terreno de calidad los productores españoles piensan en Polonia y Grecia como sus verdaderos competidores.
“La clave es la amortización del suelo porque el caracol es un segmento de rentabilidad alta con notables producciones por metro cuadrado”, explica José Manuel Manzano.
Invernaderos planos para criar caracoles
Llevado al terreno de la práctica, y buscando minimizar los costes, se pueden criar caracoles en invernaderos planos. Por ejemplo, sobre una estructura ya hecha, de una finca plana, la cría de caracol en 2.000 metros cuadrados podría rondar unos costes de producción de entre 4.000 y 8.000 euros.
En ese montante de costes habría que considerar la inversión en caracoles reproductores, en materiales (parques, banderas, refugios, vegetación, telas y mallas) y en alimentación, como alfalfa, coles y piensos.
En cuanto a la venta, la horquilla como siempre es muy amplia. Un precio óptimo para el productor son 6 euros/kilo, aunque puede bajar a 4 euros e incluso alcanzar y superar los 10 euros.
Mercados de consumo
En regiones como Aragón y Cataluña el consumo de caracol es muy apreciado. También lo es en Portugal, Alemania y sobre todo en Francia, el país con mayor demanda.
En períodos vacacionales, como Navidad y Semana Santa, hay picos en su consumo, que también se mantiene en primavera, aunque decae en los meses de verano.
Manzano vendió sus primeros caracoles en noviembre pasado. Explica que en su invernadero ha destinado 1.500 metros a granja de caracoles, dedicando 300 metros a la producción. “De momento, he hecho un ciclo biológico completo, año y medio, y es una actividad de gran interés, tanto como posible actividad complementaria como en exclusiva”, explica este productor ejidense, “así que estamos abiertos a darla a conocer a través de ACHA a todos los posibles interesados”.