Tabla de Contenidos

Aquella mágica novela de Milan Kundera, ‘La insoportable levedad del ser’, tiene su traslación hoy día a las instituciones europeas. Cuanto más requiere el campo europeo de celeridad para salir de la agonía farragosa que supone la lentitud y complejidad que hay para la aprobación y registro de herramientas de protección vegetal (entre ellas, las basadas en el biocontrol) la máquina burocrática de la UE reposa, como en el café frío, su parsimonia. En un mundo a diferentes velocidades el que pierde es el agricultor europeo, que queda relegado al tren que no acelera.
Este laberinto normativo interminable y nada flexible recuerda aquel insoportable sentimiento de espera y vacío que sufrían los protagonistas del afamado novelista checo y su ‘insoportable levedad del ser’. No hemos podido evitar la comparación y símil tras asistir estos días atrás a una jornada técnica nocturna, organizada por Koppert, en el contexto de la reciente Fruit Attraction 2025.
Fecha clave para el biocontrol: 2026
Sin carga de prosa poética, pero con claridad meridiana la directora ejecutiva de IBMA Global (organización que representa y defiende los intereses de las empresas de biocontrol), Jennifer Lewis, explicaba que el año decisivo será 2026. “Es la fecha en la que el Consejo Europeo decidirá sobre el biocontrol. Así que todos los agentes del sector, de todos los países, entidades, empresas, asociaciones agrarias y profesionales de toda índole tendremos que hacer presión, cuando llegue ese momento decisivo, crucial para que se pueda legislar a favor de los agricultores europeos”.
El mensaje es claro. Y hay precedentes en otras regiones del mundo, como Brasil, donde la legislación se ha agilizado para favorecer la aprobación de nuevas herramientas biológicas que ayuden a los productores a sacar adelante sus cosechas ante plagas y enfermedades que no conocen de despachos.
Jennifer Lewis defendió un nuevo marco que abogue por la simplificación legislativa. Para que el biocontrol llegue más rápido a los agricultores como primera opción en su lucha contra los patógenos.
El amplio abanico de la lucha integrada
Precisamente la representación de IBMA en España impulsó en El Ejido (Almería) este pasado mes de junio un encuentro con asociados, empresas comercializadoras y técnicos para poner a disposición del agricultor una veintena de herramientas biológicas para hacer frente a los nuevos trips (pinchar aquí para leer más).
Un control integrado de plagas, que promueve IBMA, que contempla insectos y ácaros, pero también nematodos entomopatógenos, microorganismos, sustancias naturales o plantas reservorio.

Experiencias de éxito en Francia
A continuación de Lewis intervino en este evento de Koppert el presidente del grupo francés Rougeline, Bruno Vila, que narró la experiencia de un grupo de productores que han sabido generar valor añadido creando una etiqueta comercial para diferenciar en los lineales sus productos cultivados mediante control biológico de plagas.
Según explicaba el ponente galo, “la etiqueta de cero residuos de pesticidas es hoy día la que está en el top de los sellos orgánicos en Francia”.
Detrás de Rougeline hay seis cooperativas que representan a casi 200 agricultores de hortícolas como tomate, pepino, berenjena o pimiento. Todos confluyen en la agricultura ecológica y en las herramientas biológicas como las más válidas para enfrentar los desafíos de sanidad vegetal.
Experiencias de éxito en Países Bajos
Por último, Jelte van Kammen, CEO del grupo holandés Harvest Group, que relataba los detalles del ambicioso proyecto 100% Verde, con el que un importante número de productores holandeses se han comprometido a producir sin químicos en 2027.
A su vez Harvest Group está junto a otros cuatro socios en un macroproyecto de concentración de la oferta que promovió en su día Rabobank. Unidos están The Greenery, Oxin Growers, Zon, Growers United y Harvest Group que aglutinan hasta el 85% del producto holandés. A esta federación se la conoce bajo las siglas de FVO. En cifras: 3.272 hectáreas y 2,5 billion €.
Además de en Países Bajos tienen deslocalizadas producciones al norte y al sur: Suecia, Portugal y Marruecos.
Estas entidades también son coincidentes en sus prioridades, más allá de lo mercantil, que pasa una la apuesta “por la biodiversidad, el clima neutro, el agua, la producción y el trabajo”, expresaba Jelte van Kammen, que incluso introdujo en su discurso el concepto de resiliencia, tan en boga hoy día en España.
